La Educación en Valores es algo un tanto subjetivo y difícil de acotar. Todos los profesionales de la educación y en general la sociedad demanda una enseñanza moral adecuada, pero ¿cómo podemos hacerlo de manera efectiva y significativa?
El entorno por sí mismo es un gran maestro y es que, gracias a él podemos aprender pautas de convivencia adecuada en lo que respecta al respeto por el prójimo, por el medio ambiente, y de modo global por todos los seres que en él habitan.
El inicio de la enseñanza de valores ha de comenzarse bajo la perspectiva Roussoniana de no hacer daño a los demás. El respeto, la tolerancia y el amor han de ser piezas clave en la formación del individuo. El primer paso para tolerar es el respeto y a su vez, el modo de llegar a respetar, radica en el amor. Todos y todas respetamos y toleramos aquello que amamos, eso que sentimos nuestro y que por ende deseamos proteger a toda costa.
Lo primero que el sistema educativo y la comunidad ha de plantearse es aquello que anhela proteger, a partir de ahí, podrá diseñar las estrategias adecuadas para transmitir el amor necesario para que los niños y niñas quieran cuidarlo per se; ya sea el patrimonio, el medio ambiente, los animales, el arte, etc.