jueves, 26 de marzo de 2015

Aprender a conocernos, fortalezas y debilidades

Todos somos diferentes y a la vez muy similares. Debemos aprender a valorar nuestras fortalezas y nuestras debilidades potenciando nuestro pleno desarrollo personal.

Para identificar nuestras fortalezas y nuestras debilidades hemos de empezar por reconocer que no somos perfectos y que esto no tiene por qué ser algo negativo, si no todo lo contrario.

En muchas ocasiones, nos obligan a crecer y madurar bajo unas exigencias físicas, psíquicas, emocionales y/o cognitivas no adaptadas a nuestras necesidades y ritmos, lo cual se verá reflejado en nuestro autoestima, en sufrimiento psicológico e incluso en inadaptación social, fracaso escolar, profesional o vital.

Empezar a conocerse no es complicado, aunque hay que estar preparado para comprender que debemos liberarnos de los cánones preestablecidos y tratar de sacar una fotografía imaginaria de nuestro propio yo.

Este trabajo ha de comenzar desde el momento en que nacemos y debería estar guiado por los adultos del entorno del niño ya sea en casa como en la escuela.


Los profesionales de la educación tenemos la obligación de hacer que cada uno de los niños que pasan por nuestras vidas empiecen a ejercitar un autoconcepto adecuado que será completado con una autoestima ajustada. No consiste en hacer que los pequeños piensen que son reyes perfectos, consiste en que conozcan que son seres únicos con características únicas y necesidades diferentes.

Debido al pensamiento  egocéntrico de los infantes en las edades más tempranas (importantísimas para el correcto desarrollo del individuo) en ocasiones resulta complicado transmitirles este mensaje sin caer en la despersonificación.

Hoy quiero compartir con vosotros un interesante cuento con el que trabajar con los niños y con nosotros mismos cosas básicas para el autoconcepto y el autoestima adecuados, a la par que la transmisión de valores sobre la aceptación de los demás y de uno mismo. No olvidemos que para educar de verdad, primero, debemos ser individuos plenos y conocedores de lo que deseamos transmitir.

Espero que os sea de utilidad.


Debemos recordar siempre que todos tenemos un "cazo" y que en nuestro poder está vivir con él como algo negativo o hacer de él nuestra fortaleza más preciada.

Soraya R. Oronoz

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