Educando en la naturaleza: Inteligencia vegetal y respeto medioambiental

Es común caminar y observar las plantas como un ente no vivo, carente de sentimientos y de inteligencia. Por lo general, no nos paramos a pensar que son seres extraordinariamente complejos, dotados de diferentes sistemas que permiten su existencia y su adaptación al medio que les rodea.

Son muchos los estudios científicos que tratan de mostrar la sensibilidad de estos seres vivos pero, para los humanos resulta demasiado complejo abstraerse para comprender un modo de vida tan distinto al suyo aunque ¿realmente es tan diferente?

Nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos, compartimos las características esenciales que comportan la existencia, en cambio, nos catalogamos por conocimiento o por desconocimiento por encima de la escala natural.

Nunca he aguantado ver como arrancan ramas a un árbol, como cortan flores a diestro y siniestro o como extirpan césped al campo.
En realidad no sabía si los vegetales sentían o no, pero por respeto y empatía, no me parecía ético arrancar lo que la naturaleza había creado con tanto esmero y cuidado, aunque a decir verdad, opino que desde niña he tenido una sensibilidad elevada hacia todo lo que me rodeaba, a lo que se suma la educación que he recibido dando como resultado mi personalidad protectora y defensora de toda expresión de vida.

El antropopensamiento nos ha mantenido al margen de la inteligencia vegetal durante mucho tiempo. Resulta sencillo negar lo que desconocemos y es realmente complicado comprender que nuestra forma de sentir como animales no tiene por qué ser la única presente en la Tierra.

Como he mencionado anteriormente, en la actualidad, son muchos los estudios que corroboran la capacidad de sentir y por tanto la atribución de inteligencia dentro del mundo vegetal. No os voy a aburrir contando todos, pero sí os hablaré a grandes rasgos de un estudio de neurobiología de las plantas llevado a cabo por Daniel Chamotivz en el que se plantea que son seres inteligentes y evolucionadas socialmente.
El estudio citado, revela que las plantas tienen sentidos, son capaces de sentir sonidos gracias a las vibraciones, y tacto siendo sensibles al frío y al calor, al agua y que son conscientes de su ritmo de crecimiento. También son capaces de diferenciar el color rojo del azul gracias a sus fotorreceptores, responden a sustancias químicas en el aire y a señales lumínicas.

No es absurdo hablar de cuidados parentales en plantas ya que estas, para proteger a sus descendientes son capaces de transferirles savia para alimentarlas.
No podemos obviar que existe un tipo de inteligencia vegetal, aunque todavía no lo comprendamos del todo dada la profundidad y complejidad del tema.

No podemos hablar de sentimientos o sentidos en el sentido animal, ya que obviamente difieren, aunque no tienen por qué ser peores ni mejores, simplemente diferentes.

El mecanismo vital del reino animal y el del vegetal coincide en sus raíces y nunca mejor dicho, se ha comprobado que en la punta de las raíces hay células parecidas a nuestras neuronas cuya función es comunicar señales mediante impulsos eléctricos, igual que las de nuestro cerebro.

Somos seres inteligentes, sensibles y empáticos, lo que quiere decir que tenemos la capacidad mental de ponernos el el lugar del otro. Debemos respetar y valorar a todos los seres presentes en este planeta, sean más parecidos a nosotros o menos, todos merecen respeto y comprensión.

Eduquemos en una visión sensible de cada habitante de la Tierra, comprendamos que la diversidad es lo que conforma la vida y que cada vida ha de ser tenida en cuenta y que no debe ser despreciada.

Os recomiendo ver el siguiente documental, es breve e interesante para introducirse en el maravilloso mundo de los sentidos, la inteligencia y el reino vegetal: