Nos enseñan a ser como debemos ser y no como realmente somos.
En la Escuela Infantil nos enseñan educación emocional, llorar no está mal, no debemos ocultar nuestras emociones, enfadarse es natural... pero, llegamos a la edad adulta y tenemos que sonreír en todo momento, aceptar lo que nos hace daño, tragarnos las lágrimas, reprimirnos si nos apetece reír y castigarnos si no sentimos del mismo modo que dicta la norma social.
Desconozco el momento en el que el humano decidió desvincularse de su naturaleza irracional para caer en las garras del autoritarismo emocional racional.
Tenemos derecho a estar alegres, a estar tristes, a enfadarnos, a contentarnos y sobretodo a sentir y dejar que nuestras emociones sean una parte imprescindible de nuestras vidas. No deberíamos dejar que la sociedad nos marque las pautas con las que guiar nuestras acciones internas. No podemos depender de las opiniones ajenas para construir nuestro propio ser.
Si dejásemos a nuestras emociones salir libremente, no habría malos entendidos y la sociedad sería más alegre, menos tensa y menos confusa.
Nos enseñan que expresar nuestras emociones es algo bueno (mientras somos pequeños) pero, llega un momento en el que contradicen lo que nos han inculcado y nos obligan a poner una máscara y a reprimir nuestros estados emocionales.
Es cierto que para convivir, debemos tener ciertas reglas, pero creo que ocultar nuestra propia naturaleza únicamente lleva al caos tanto interno como externo del individuo.
En realidad la vida no es tan complicada ni tan seria, los complicados somos los humanos que tratamos de desvirtuar la esencia de nuestra propia existencia.
Si quieres llorar llora, si quieres reír ríe y si quieres enfadarte no te culpes por ello, es algo natural. Muchas veces olvidamos que somos animales y que como tales tenemos instintos, necesidades y que las obligaciones nos las ponemos nosotros mismos por juzgarnos superiores a otras especies.
Soraya R. Oronoz
muy cierto
ResponderEliminarGracias por comentar Graymi.
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