El respeto a todos y cada uno de los seres vivos que cohabitan con nosotros nace desde la educación en valores.
Debemos inculcar a los niños la capacidad de admirar a todo ser y a respetarlo, por el mero hecho de poseer vida.
Cientos de veces, he podido observar, cómo en el patio de un colegio, se reune un grupito de niños pisando insectos como hormigas (grandes sufridoras de la carencia de educación ambiental). Hasta aquí, todo puede resultar bastante normal, ya que forma parte de la naturaleza observadora y experimentadora del ser humano. Lo que realmente me asusta y me indigna, es, ver, como los adultos encargados de la enseñanza de los infantes, miran pasivos y se regocigan en la idea de que "así están entretenidos", vamos, que se traduce en "así no molestan".
Debemos hacer ver, que la felicidad, no consiste en "pisar al más pequeño", si no en protegerlo.
Los niños de hoy, están acostumbrándose a una vida acelerada, a hacer sin pensar y a ser el centro del mundo. Debemos hacerles sentirse especiales, sí, pero también debemos hacer que sientan especiales al resto de seres que conviven con ellos.
La empatía, es algo que se va forjando en la etapa infantil y que va creciendo a medida que vamos madurando. Dificilmente, una persona llegará a ser empática si se dedica a hacer daño a los más débiles. Esto, puede resultar complicado de entender, para alguien incapaz de ponerse en el lugar de una hormiga pero es simple ¿a ti te gustaría que te aplastaran?
Tomo el ejemplo de las hormigas porque me parece bastante representativo. Esto, podemos extrapolarlo a miles de situaciones cuyo origen en una carencia en la educación. Por ejemplo, el niño que mata una hormiga, muy probablemente será capaz de matar a una mosca, y de insultar al compañero más indefenso. De mayor, podrá "pisar" a los demás para sentirse poderoso y podrá incluso caer en el maltrato. Lo peor de todo es, que lo verá como algo normal, porque así le han hecho creer que es la vida.
Puede parecer que exagero, pero os aseguro que no.
Enseñemos a valorar y a respetar todas las formas de vida, a divertirse sin dañar al de al lado y a sentirse feliz simplemente por comprender la perfección de cada criatura.
Dotemos a los niños del poder de la sensibilidad y de este modo, estaremos haciendo crecer personalidades dispuestas a ver el mundo de otra manera, a hacer de nuestro planeta un lugar mejor para todos.
Soraya R. Oronoz
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ResponderEliminarPrecioso artículo. Eduquemos la inteligencia emocional. Eduquemos personas respetuosas, empáticas, solidarias y sensibles.
ResponderEliminarMuchas gracias Laura. Ojalá cada vez seamos más los que queremos que la sociedad evolucione positivamente.
EliminarUn saludo.