Este espacio surge ante una necesidad vital y social. Hoy en día se tiende a sobrevalorar muchos aspectos como la tecnología, la moda o el dinero, dejando de lado ciertos aspectos como los valores humanos y el respeto a la naturaleza, tanto externa como intrínseca al individuo.
Este proyecto, está dedicado a todas aquellas personas que tengan interés en aprender sobre temas relacionados con la naturaleza y la educación y estén dispuestas a participar en el cambio. Mi objetivo, es conseguir unir los dos conceptos, pues, como fiel seguidora de Jean-jacques Rousseau, pienso que el hombre, debe ser educado en contacto con la naturaleza y respetando su propia naturaleza.
"El hombre es bueno por naturaleza, es la sociedad la que le corrompe". (Jean-Jacques Rousseau 1712-1778).
He decidido embarcarme en la aventura de educar en la naturaleza debido a varios momentos en mi no larga vida que me han permitido evolucionar y abrir los ojos ante un problema que nos afecta directamente a los humanos y es, ese egocentrismo propio de nuestra especie que no nos permite en muchas ocasiones mirar más allá de nuestros propios intereses.
Para que me conozcáis un poco, os diré que soy una persona bastante atípica, de esas que que nadan a contra corriente en un mar en furia, de esas que no se conforman con lo que hay y lucha por lo que debe haber, no me considero antisistema ni radicalista, simplemente soy de las que piensa que es posible crear un mundo mejor, y estoy dispuesta a darlo todo por conseguirlo, por ello, me he permitido hacer más caso a mi corazón que a mi cerebro y ponerme manos a la obra para empezar a cambiar las cosas desde mi misma.
Existe una frase que es guía de mis acciones desde hace un tiempo; "se tu el cambio que quieres ver en el mundo" (M. Gandhi), para ello he sacrificado aspectos de mi vida que me brindaban una felicidad rápida basada en una mentira, como por ejemplo, comer animales, estar siempre a la moda, estudiar algo que afectaba a mi moral, y, sobre todo, dejar de creerme el centro del mundo, mirar hacia horizontes insospechados y ponerme en la piel de cada criatura existente, valorando su ser, como al mío propio.
Os contaré algo que me ha marcado a fuego: el sueño de mi vida, era ser veterinaria, para poder curar a los animales. Después de haber accedido al grado para realizar mi sueño, siendo ya educadora infantil, y viendo que lo que era "mi sueño" no concordaba con mi moral, descubrí, que yo no pretendía solo curar animales, sino, curar al planeta y que eso, solo se podía lograr a través de una educación que profundice en los valores que construyen a un ser humano, ya que, de ese modo, estaremos cultivando una verdadera revolución humana encaminada a modificar lo que no es ético, justo, ni moral.
Fomentando el respeto por nuestro entorno y por nuestros congéneres, podremos salvar a la humanidad, y esta, podrá encargarse de cesar el maltrato que infringimos actualmente por basarnos en una creencia antropocéntrica ineludible que aboga por el especismo y la intolerancia a lo diferente.
Pensé que nací para ser veterinaria, pero vi que esto, sin faltar el respeto a la profesión, es sinónimo de ser "mecánico de animales", la realidad es, que nací para educar, para transmitir valores de respeto hacia todos y cada uno de los seres que habitan este planeta. Hoy se, que estoy avocada a algo más intenso que la industria veterinaria, estoy destinada a sembrar semillitas que un día germinarán provocando el cambio en el mundo, provocando la evolución hacia una forma empática de vivir y convivir con todo y todos los que le rodean.
La educación es el arma más potente de cambio.
Si tan solo pudiese abrir los ojos de una persona y que no se cerrasen nuevamente, habría cumplido el propósito de mi vida.
Es hora de despertar, de cambiar las cosas y de salvar al mundo.
¿Te adentras en la aventura?
Soraya R. Oronoz
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