Yo, era una de esas personas ensimismada y cegada por el poder del tener. La sociedad, te encamina a ello de forma agresiva y, si no te paras a analizar por un momento la realidad, caes en sus garras.
Consumir te aporta felicidad momentánea y algo que a la industria le viene genial: la necesidad de querer más y más porque nunca te conformas con lo que tienes, envidias al de al lado por tener un móvil nuevo, por poseer una televisión más grande, un armario lleno de ropa de nueva temporada...
Llega un momento en el que incluso te puedes sentir avergonzado por no tener lo que tienen los demás y yo os pregunto ¿es esto real?
La verdad es que es una mera manipulación del sistema para que colabores sin pararte a pensar en un negocio sucio, lleno de explotación humana y ambiental.
¿Vas a dejar que te sigan manejando?
Como os digo, yo era una víctima más del consumismo, tuve suerte, de tener una familia bastante concienciada respecto a este tema que me iba parando los pies. Creía que teniendo cosas sería feliz.
Esto cambió cuando me marché a Londres gracias a una beca Erasmus. Embarqué en el avión con una maleta de menos de 15 kg y el equipaje de mano lleno de libros para estudiar y llegué a mi destino. Cuatro meses viviendo con a penas 4 pantalones y 5 sudaderas, un abrigo, un par de zapatos, la ropa interior y unas zapatillas de andar por casa y ¿sabéis qué? ¡era más que suficiente!, al final en el armario tenía muchas cosas que al final no usaba y, en mi armario londinense, estaba justo lo que necesitaba, ni más, ni menos (menos podría ser).
En resumen, me di cuenta de que no precisaba tantas cosas materiales y, en parte creo, que influyó mucho el echo de no tener televisión. Es impresionante como la televisión penetra en tu cerebro metiendo mensajes de consumismo, ansiedad, tristeza y desolación. Sin lugar a duda, la televisión es un arma brutal para fomentar un consumismo exacerbado sin que nos percatemos de ello.
No hace falta tanto para vivir.
Lo que os quiero transmitir con esto es, que debemos apartar un poco lo que tratan de meternos en la cabeza.
Un móvil no deja de funcionar porque salga otro nuevo, un pantalón no deja de ser útil porque no sea el de último modelo ni un libro deja de ser una fuente de conocimiento porque acabe el curso escolar.
Tenemos la obligación moral de pensar un poco más en nuestro entorno, y menos en nosotros mismos. Mucha gente, compra sin pararse tan siquiera a reflexionar sobre el origen de su nueva adquisición. Un aparato electrónico, muy seguramente conlleva la explotación de niños en países del tercer mundo, la contaminación que implica el proceso de elaboración de dicho aparato también se debe tener en cuenta. Así mismo hemos de tener una visión global de lo que implica nuestra actitud, por ejemplo, para que nuestra nevera esté repleta de cosas que ni tan siquiera necesitamos y que en muchos casos acabará en la basura, se ha explotado, a millones de animales que han "vivido" hacinados para acabar en nuestros platos, que se han arrasado millones de hectáreas para plantar cultivos de "alimentos de moda", con todo lo que ello acarrea (deforestación, destrucción de hábitats e incluso extinción de especies). El uso de químicos y de mano de obra barata es también uno de los problemas ocultos de la industria del consumo, algo que está ahí pero no nos permiten ver de manera directa.
Debido a la extensión del tema en cuestión, lo iremos tratando en siguientes entradas de este blog.
Claro está, que a corto plazo, no vamos a cambiar el sistema pero, en nuestras manos está, frenar su avance para lograr un desarrollo sostenible.
Tenemos el poder de modificar hábitos de consumo responsables, tanto en nosotros mismos, como en generaciones venideras.
Hemos de enseñar a los más pequeños a interiorizar, entre otras cosas, el concepto de las denominadas 3 "R":
- Reducir.
- Reutilizar.
- Reciclar.
Educando en unos hábitos de consumo adecuados, estaremos propiciando la reducción. Enseñando maneras de buscar usos alternativos a lo que ya aparentemente no nos sirve, estaremos aplicando la reutilización y reciclando todo aquello que no nos resulte útil estaremos dando una nueva vida a algo que, de lo contrario se convertiría en pasto para la contaminación.
No os dejéis engañar, hay una forma alternativa de hacer las cosas, podemos y debemos velar por un consumo responsable.
Demos una nueva vida a nuestro planeta.
Tras una búsqueda exhaustiva de material audiovisual para la mejor comprensión del preocupante tema del consumismo, he encontrado el siguiente documental, tal vez un poco largo pero que sin duda, os recomiendo ver para aumentar vuestra conciencia ambiental:
A continuación, he seleccionado algunas páginas de las que sacar ideas para trabajar con los peques los temas tratados:
Link para fabricar juguetes reciclados:
http://www.manualidadesinfantiles.org/como-hacer/juguetes.reciclados
Link para concienciarse del consumo responsable:
http://www.consumoresponsable.org/criterios/index
Link "reutilizar antes de reciclar":
http://www.ecointeligencia.com/2013/09/reutilizar-antes-de-reciclar-libros-de-texto/
Link canción infantil "reducir, reutilizar, reciclar":
https://www.youtube.com/watch?v=gKB_7MUPxT4
Gracias por querer formar parte del camino para cambiar el mundo.
Soraya R. Oronoz
Artículo muy interesante que todos deberían leer. Muchas gracias por aportar un granito de arena y espero que poco a poco todos abramos los ojos. Sin duda, lo más importante es comenzar a crear consciencia desde bien pequeños. Por eso me encanta ser profe.
ResponderEliminarGracias por los recursos aportados al final :)
Hola Laura, me alegra que te haya gustado el artículo. Muchos no conocen la importancia de educar en valores desde las más tempranas edades, creo, que los profesionales de la educación deberíamos siempre tener el objetivo de construir un mundo mejor con unas personas mejores siendo nosotros mismos el mejor ejemplo posible.
EliminarMuchas gracias por tu valiosa aportación, un saludo.