En este post, hablaremos sobre la capacidad del ser humano para hacer el bien y para hacer el mal para con sus congéneres, y sobre la importancia que tiene la educación desde las edades más tempranas en la adquisición de pautas de comportamiento éticas y respetuosas con el entorno natural.
A diario vemos ejemplos de personas adultas que van pasando por la vida sin mirar las repercusiones que sus actos comportan, y también observamos por contra, otros humanos que posiblemente, sin apenas pensarlo, desarrollan en la vida práctica pequeños gestos que resultan no ser tan pequeños para otros seres y que conectan con la posibilidad de una mejor calidad de vida para todos.
Hoy, día 19 de marzo de 2021, he salido a pasear y he contemplado un ejemplo de cada una de las cuestiones relacionadas con anterioridad, y que me han llevado a pensar sobre la bondad y la maldad, no en términos innatistas del ser humano, sino más bien, como cualidades educables y en las cuales debemos incidir los profesionales de la educación si pretendemos ayudar a florecer a cada uno de nuestros alumnos con una clara orientación al despliegue de sus potencialidades entorno a la virtud, a la felicidad y por supuesto en sinergia con una formación ético-cívica que propicie una moral autónoma, es decir, en la que nadie tenga que decir a la persona lo que está bien o mal y que esta actúe en base a un premio o a evitar un castigo, más bien todo lo contrario; que actúe bien por propia voluntad para la práxis de un "Nosotros Global" en el que ningún ser sea percibido como inferior a otro.
A continuación, expongo los dos ejemplos que me han llevado a reflexionar lo que a grandes rasgos he comentado en el anterior párrafo.
Ejemplo 1: la falsa creencia de superioridad humana y la cosificación de otros animales
Resulta digno de ser señalado, como el ser humano suele hablar de animales como si él no fuera uno de ellos. En este sentido, no en pocos momentos, individuos de nuestra especie cosifican, torturan o usan a otros animales aludiendo a falsas necesidades.
En relación a ello, hoy, se me ha encogido el corazón cuando he visto a un animal disecado con un intento de "taxidermia" tirado al lado de un contenedor de la basura. Posiblemente, algunos me llamen exagerada; es posible que lo sea, o no, a saber...
La cuestión es, que la cara de terror del pobre animal decía todo y, no he podido evitar preguntarme qué lleva a una persona a hacerle eso a otro ser simplemente para acabar de objeto decorativo. Ciertamente creo que el deseo de tener, de poseer y de pensarse superior, lleva en ocasiones a los individuos humanos a caer en auténticos actos que lejos de la moralidad podrían hasta catalogarse como amorales por su carencia absoluta de la misma.
Aquí podéis ver imágenes de lo que os comento:
De verdad que no puedo llegar a entender la finalidad de tal acto de crueldad hacia otro animal. Al autor o autora de este acto inmoral o amoral, no le ha bastado simplemente con matar a un ser inocente, pues además, ha decidido tirar el cadáver a en la vía pública y contaminar así el entorno sin ningún problema. Sinceramente, esto, debería ser motivo incluso de cárcel bajo mi humilde opinión.
Expuesto el terrible ejemplo, deseo aludir, a que este tipo de cuestiones se solventarían si enseñamos desde la primera infancia a cada niño y a cada niña a respetar su entorno y a valorar a cada uno de los seres que en él habitan, comprendiendo que en este Planeta, todos nos necesitamos, y que ningún individuo, con independencia de su especie, género, etnia, etc. ha de ser percibido como inferior o superior.
Ejemplo 2: el respeto y el deseo de protección a otros animales
Continuando con mi paseo, dentro del mismo barrio, indignada por lo indicado anteriormente, he visto un ejemplo que me ha hecho dejar de pensar en la amoralidad, en la inmoralidad y en la maldad de algunos humanos, y es que, ciertamente considero que en el día a día, son más las personas que hacen el bien, que las que hacen el mal.
En este caso, me he topado con un auténtico complejo de cuidado felino que los vecinos de Las Torres de Villaverde habían creado para ayudar a los gatos callejeros, y en él, había comederos y casas con telas elaboradas cuidadosamente en madera. Los cuencos del agua estaban resguardados, y limpios, y los de alimento también.
He de ser sincera y es que esto, casi me hace llorar, pues no todo está perdido. Aunque existan sujetos capaces de pegar un tiro entre los ojos a un animal inocente y disecarlo para exponerlo, otros muchos colaboran para construir eso a lo que llamo "nosotros global" y para propiciar el bienestar de otros, invirtiendo su tiempo, su esfuerzo y sus recursos para ello. Y esto, es lo más grande que un ser puede hacer por otro y a su vez por sí mismo. Pues somos en la medida en que hacemos ser, y lo que hacemos por los otros acaba por definirnos personalmente y a nivel de comunidad humana.
Aquí os pongo algunas fotos de este bonito ejemplo:
En la primera imagen, vemos una casita elaborada con materiales reciclados como ladrillos, telas, maderas y plásticos para los gatos callejeros en el barrio de Villaverde (en las Torres).
En la segunda foto, los vecinos, han decidido poner cartón para proteger la cubeta de agua limpia que les han puesto a los gatos callejeros.
En la tercera fotografía, vemos un comedero en el que se ha empleado una caja de plástico que se ha recortado y se ha colocado una madera arriba para crear un espacio cerrado en el que los animales callejeros pueden comer tranquilamente y resguardarse del frío.
¿Qué lleva al humano a actuar con respeto al entorno y a sus congéneres?
A lo largo de mi carrera como maestra, he venido observando que los niños y niñas tienen una tendencia natural a respetar a todos los seres, aunque suelen tener mayores dificultades para comprender la necesidad de proteger especies animales que vegetales.
Nunca he visto a un niño, salvo patologías o por mera experimentación, dañar a un animal a sabiendas de que le está causando dolor.
Tal vez, la principal razón que lleva a la falta de consideración hacia otros seres y a realizar actos como los del primer ejemplo, radiquen en cuestiones educativas. Pues aquello que se aprende a amar, no solo a nivel conceptual, sino mediante ejemplos, con actitudes por parte de las figuras de referencia que conecten con ese "Nosotros Global" del que hablamos, constituye el elemento esencial para el desarrollo moral más allá del egocentrismo, del etnocentrismo y de cualquier ismo excluyente y no inclusivo.
La educación es el medio, el modo, el por qué y el para qué; la razón, el objetivo y a su vez el modo de adquisición de competencias de desarrollo personal en el alumnado y de pautas de comportamiento con altura de miras humana. Y para ello necesitamos que los adultos, sobre todo los que se dedican a ayudar a aprender a otros desde su profesión, adopten una cosmovisión focalizada en el desarrollo de la virtud, en la excelencia, en lo bueno, en lo bonito y en resumidas cuentas, en lo ético para constituir no teorías sino prácticas educativas sostenibles, empáticas y que desplieguen las capacidades humanas para ser mejores no para tener, sino para ser, y que ese ser sea ejemplificante no por moralina, sino per se, por voluntad, por deseo de bien, por autonomía moral.
Escrito por: Soraya Oronoz
