Esmeralda se miraba al espejo, trataba de meter su redonda barriga hacia adentro pero no conseguía parecer más delgada. Por las noches, cuando nadie la veía cogía el pintalabios del neceser de su madre y se decoraba el cuerpo con manchas marrones para parecerse a una jirafa. Estiraba el cuello y las patas, se miraba en el espejo de nuevo, pero nada... no se parecía en nada.
Esmeralda estaba triste y a la vez enfadada, deseaba que su barriga desapareciera, que su trompa se transformara en una elegante boca con lengua azul como la de las jirafas, que los pelitos que recorrían su rosado cuerpo se transformaran en manchas marrones y que sus enormes patas se convirtieran en unas largas y delicadas.
Una mañana de verano de esas tan calurosas que sólo apetece estar metidos en el agua, la elefanta nadaba junto a otros elefantes en el lago cercano a su casa, por casualidad, vio un reflejo en el agua; era una elefanta preciosa, elegante y alta; se detuvo un instante, miró fijamente la imagen, movió sus enormes orejas hacia un lado y hacia otro, levanto la trompa y sacudió las patas ¡Caramba! era ella, la que el agua reflejaba.
Esmeralda dejó de sentirse triste, y de querer ser una jirafa. Se sentía a gusto con su barriga, su trompa, sus orejas gigantes y sus enormes patas.
Soraya R. Oronoz
Esmeralda, la elefanta que quería ser jirafa por Soraya R. Oronoz se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.
Gracias por compartir.
ResponderEliminarHola Blanca Lafarga. Gracias a ti por leer mi cuento y por comentar en el blog.
ResponderEliminarEn próximas entradas publicaré otros cuentos que espero sean de tu agrado.
Un saludo;
Soraya R. Oronoz
me encanta! Ideal para niños y mayores jeje
ResponderEliminarHola Ana, muchas gracias por tu comentario. Me alegra que te haya gustado el cuento y sobre todo que puedas haber descifrado la moraleja aplicable tanto a niños como a adultos.
EliminarTe invito a seguir el blog ya que en él publicaré nuevos cuentos y artículos que tal vez sean de tu interés. Así mismo, puedes suscribirte a las entradas para que te llegue un aviso ante nuevas publicaciones.
Un afectuoso saludo;
Soraya R. Oronoz
Hola
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