martes, 21 de julio de 2015

Sintiendo la India bajo mis pies

Hace unos días que he vuelto de la India. Un viaje emocionante, espiritual y de autoconocimiento.

Quiero compartir con vosotros sensaciones y experiencias que he vivido en este país y algunas de las cosas que he podido aprender junto a unas personas inolvidables que sin tener nada tienen  todo y que aún con sus manos vacías muestran un corazón tan lleno difícil de igualar.

En primer lugar, mencionar que he pasado once maravillosos días en este precioso país, recorriendo lo que se denomina "ruta del Rajasthan". A continuación, trataré de hacer un breve resumen sobre cada día a fin de acercaros un poquito la esencia de este país.


DÍA 1. Delhi


pobreza y contaminación

Diez horas de avión separan España de Nueva Delhi, cuatro de Madrid a Turquía y seis de Istambul a Delhi. Aterrizamos, subimos en un autobús antiguo que nos lleva a nuestro hotel, dormimos unas escasas tres horas, nos duchamos, desayunamos algo y comienza la aventura; Nueva Delhi, la vieja Delhi, Shekhawati, Bikaner, Jodhpur, Pushkar, Jaipur, Amber, Fatehpur Sikri, Agra esconden secretos aún desconocidos, enigmas por descubrir, lecciones por aprender y belleza por sentir.

Delhi, un lugar poco atractivo en un principio, el cielo está gris por la contaminación, las calles invadidas de basuras y excrementos de animales. Perros y vacas viviendo sueltos por las calles, junto a las personas, una bonita imagen a la par que poco higiénica y perjudicial para la salud humana.

Carreteras mal asfaltadas, vendedores ambulantes de verdura y fruta, tráfico caótico sin regulación alguna, contaminación acústica, casas construidas con paja, personas durmiendo por las calles, niños pequeños pidiendo para comer. 

Un día duro, de choques cognitivos entre "nuestra realidad" y "su realidad".

A pesar de la falta de recursos, del prácticamente inexistente sistema de recogida de basuras, del caos producido por el tráfico... los habitantes permanecen serenos, con un rostro de felicidad y ojos de bondad que reflejan una personalidad pacífica, conformista y no materialista.



DÍA 2. Delhi


Comida picante y sistema de castas

Llegamos al viejo Delhi donde visitamos el Raj Ghat, losa de mármol negro que indica el lugar donde incineraron a Gandhi; la Mezquita Jamma Masjid y vemos el Fuerte Rojo desde fuera.

Comemos en un restaurante hindú en el que saboreamos por primera vez la deliciosa comida vegetariana inundada en curri, curcuma y especias picantes (la cual repetiremos sin cesar durante todo el viaje) que hacían que los intestinos y tu estómago rugieran enfurecidos.
Tras el almuerzo, ponemos rumbo al Nuevo Delhi y visitamos la Puerta de la India. Nada más bajar del autobús, una decena de vendedores, fotógrafos y personas pidiendo nos rodean. Un flautista "encantando a una serpiente",  perros con pulgas caminando por las cercanías y niños pidiendo rupias. Pobreza y desigualdad social. Empezamos a comprobar la crueldad del sistema de castas; la familia en la que naces, marcará tu destino. 

Llegamos al Gurdwara Bangla Sahib, un templo de la religión Sikh. Tanto hombres como mujeres tenemos que cubrirnos la cabeza con un pañuelo y descalzarnos totalmente (sin calcetines) para poder acceder. No puedo expresar lo que sentí cuando mis pies tocaron el suelo repleto de suciedad. Caminamos con los pies descalzos hasta situarnos frente al templo, debíamos meter los pies en una especie de cubeta con agua antes de acceder (casi me da algo, solo pensaba en la de bacterias, hongos y demás microorganismos, por no hablar de la suciedad que allí había), hice de tripas corazón y sumergí mis pies en aquel lugar. Mi cara lo decía todo. 

El esfuerzo mereció la pena, entramos dentro y era fascinante, gente rezando con vistosos turbantes en la cabeza, adornos de marmol y pan de oro y en el medio, un gran monumento de oro guardando un libro sagrado. 


A todos los visitantes nos llama la atención lo mismo; tanta riqueza dentro y fuera niños muriendo de hambre ¿es esto ético?

 Seguimos nuestro camino y tenemos la suerte de topar con un monzón, entre lluvia y barro en los pies, conocemos el Qutub Minar, el alminar de ladrillo más alto del mundo. Los habitantes nos paran para sacarse fotos con nosotros, nuestro color blanquecino de piel y nuestro atuendo les llama la atención al igual que a nosotros nos empiezan a maravillar los hermosos vestidos de las mujeres (saris) y la exótica belleza de los habitantes locales.

Las carreteras están inundadas por el monzón, las calles embarradas, los hombres y niños pisan los inmersos charcos que se han formado, juegan en ellos e incluso se bañan, las familias recogen el agua de la lluvia con cubos y la aprovechan para beber, para lavarse los dientes, la cara...

DÍA 3. Shekhawati 


Coches, motos, bocinas, ruido, vacas y toros

Llegamos a un hotel de ensueño, dejamos las maletas y visitamos la zona de Shekhawati, concretamente el pueblo Nawalgarh caracterizado por una multitud de residentes, el tráfico enloquecido, las bocinas de los Tuk-tuk, de los coches y las motos con tres o cuatro personas montadas y sin casco y sus Havelis, casas de comerciantes.

Un día para convivir con las personas del pueblo, conocer su cultura, caminar entre aguas fecales, vacas y toros no demasiado simpáticos y bazares con ropa, calzado y dulces repletos de moscas.
Entre pitidos de coches, bicis y automóviles a punto de atropellarnos y bóvidos parados cortando las calles y carreteras (que eran lo mismo, no había un sitio para viandantes) damos gracias por haber sobrevivido a esta loca y bonita aventura que permanecerá en nuestras mentes para siempre.



DÍA 4. Bikaner


Empatía y respeto por los animales 

Una ciudad hermosa, repleta de comercios, de artesanía, camellos, cabras, jabalíes y cerdos viviendo en libertad. 

Visitamos el templo Karni Mata, más conocido como el templo de las ratas (Al que tenemos que pasar descalzos entre orina y heces de rata). En él, empezamos a reafirmar nuestra sospecha del gran respeto que tienen los hindúes hacia todas las criaturas ya sean grandes o pequeñas. Bailamos y cantamos junto a un grupo de visitantes hindúes venerando a la Diosa Karni Mata. Tras la graciosa visita nos quitamos los calcetines empapados, los tiramos a la basura y nos limpiamos los pies con toallitas.


Unas horas después hacemos una parada por el camino para visitar un hospital veterinario de vacas en el que me emociono tanto que me pongo a llorar. Vacas amputadas, con tumores terminales y otras terribles patologías son cuidadas y atendidas con cariño hasta el momento de su muerte natural. Aún sin esperar nuestra visita el centro está impoluto, los animales muy bien atendidos, con sus instalaciones extremadamente limpias y adecuadas a sus necesidades. También tienen otros animales en recuperación como aves, cérvidos, tortugas, rapaces, pelícanos... 
El veterinario jefe charla conmigo y le cuento que he estudiado veterinaria, me muestra la sala de cirugías, los animales más enfermos, los medicamentos... yo, estoy anonadada. 

¿Cómo puede ser que en un país tan pobre se trate mejor a los animales que en el nuestro? 

Empatía, solidaridad. La mayoría de hindúes no parecen creerse superior a ninguna otra especie animal, incluso, hay una gran mayoría de ellos que son vegetarianos.
En nuestro país (supuestamente más desarrollado) si un animal no es económicamente rentable es eutanasiado o se le deja morir, simplemente es "carne de deshecho". Tenemos mucho que aprender respecto a este tema, tal vez hemos de "involucionar" para volver a ser más humanos.



DÍA 5. Jodhpur


Regateos, sonrisas y tuk-tuk

Visitamos la ciudad azul del Rajasthan, con su simpática población y recorremos en Fuerte Mehrangarh, situado en lo alto de una gran montaña. La subida fue sencilla ya que la hicimos en un ascensor pero la bajada, entre el sol y la inclinación del terreno parecía que iba a acabar con nosotros. Tras un gran paseo llegamos a una casita azul que marca el fin de esa interminable cuesta.

Paseamos por el mercado local cerca de la torre del reloj, mezclándonos con los lugareños, compartiendo sonrisas y regateando para hacer algunas compras, consiguiendo bajar el precio de los artículos hasta un 50%.

Acabamos el día paseando en un tuk-tuk, el transporte más famoso en el norte de India. Entre pitidos, coches viniendo frente a nosotros, curvas y una sensación de velocidad cesamos nuestra visita a Jodhpur, un lugar con un encanto especial.



DÍA 6. Pushkar


La ciudad vegetariana en la que comen pollo

Visitamos la ciudad sagrada de Pushkar. Tenía ganas de visitar esta ciudad ya que supuestamente  en ella no se comen animales (pero no es así porque en el hotel ponían pollo con arroz para comer).

Una vez más tenemos que descalzarnos para acceder al templo dedicado a Brahma, el dios creador. Visitamos el lago sagrado donde tenemos la suerte de asistir a un ritual hindú.



DÍA 7. Jaipur


Compras, personas buenas, malas y rickshaw

Qué decir de la ciudad rosa, con su imponente palacio del viento y sus bazares repletos de telas, vestidos, camisas, bolsos... un lugar precioso pero realmente agotador para el turista que se adentre a regatear en sus comercios. He de reconocer que Jaipur me conquistó, pero en esta ocasión la gente del lugar me decepcionó bastante; muy materialistas, mal educados y encima trataron de robarnos por las calles en dos ocasiones (sin violencia), tal vez fue que tuvimos un mal día pero si volviera a la ciudad rosa, tendría cuidado con las personas.

Para acabar el día, damos un paseo en un rickshaw de unos 10 interminables minutos porque lo pasé fatal viendo al pobre conductor pedaleando para que nosotros lo pasáramos bien. Un transporte inhumano que debería estar prohibido. 

A última hora de la tarde, vamos al maravilloso templo Birla donde participamos en una ceremonia Aarti e incluso "comulgamos" infiltrados entre los fieles locales.
Para finalizar, visitamos una fábrica de joyas y piedras preciosas en las que me compré un anillo, un colgante y unos pendientes con la piedra llamada "Estrella de la India". Así mismo, fuimos a una fábrica de mármol en la que el vendedor me regaló una figurita de un elefante verde que guardaré con mucho cariño ya que me quitó el mal sabor de boca de la gente de esta ciudad.



DÍA 8. Amber


Elefantes cuidados, vendedores y el peor día en India

Hacemos una excursión al precioso fuerte de amber al que, pese a mis ideales animalistas subimos en elefante (una decisión complicada para mi) ya que estaban muy bien cuidados y nos aseguraron que tan solo les permiten subir al fuerte llevando turistas dos veces al día. Pese a esto, una vez subida en el elefante me sentí la peor persona del mundo y lloré como una enana por ser una explotadora de animales, además los vendedores ambulantes no nos dejaban ni respirar, nos lanzaban cosas para vender y nos perseguían sin cesar. Trataron de vendernos figuritas de madera de sándalo y pedían 50 rupias (un euro más o menos) se las doy y me dice que 50 euros (obviamente no se los di y me quedé sin figuritas). Sinceramente, la subida al fuerte entre el malestar que tenía por el animal (que tampoco subía tanto, serían unos 15 minutos máximo) y los vendedores, me provocaron un dolor de tripa y una angustia que me impidieron disfrutar de la experiencia, vamos, que si vais a India, yo recomiendo mejor subir en Jeep ya que la bajada la hicimos así y fue genial.

Más tarde fuimos al palacio de la ciudad, un lugar muy bonito y en último lugar vimos el observatorio astronómico el cual, para mi sobraba ya que el calor me estaba derritiendo y encima acabábamos de comer por lo que incluso sentía que me estaba fermentando la comida picante en los intestinos.



DÍA 9. Fatehpur Sikri


La ciudad fantasma y un colgante de hueso de camello

Conocida como la "ciudad fantasma" porque fue abandonada  y en la que se encuentran edificios como la mezquita Dargah y el patio Diwan-i-Khas. Un lugar hermoso para visitar. 
En esta ciudad compré un collar elaborado supuestamente con "hueso de camello" (asegurándome de que no le habían matado para eso) y que luego me dio muchísimo asco, traté de dárselo a mi madre cuando llegué a Madrid pero no lo quiso, ahora lo tengo guardado y con miedo a que críe gusanos.



DÍA 10. Agra


¡Al fin! visitamos el hermoso Taj Mahal construido en marmol y decorado con preciosas filigranas. Mis ojos parecían estar soñando, no me extraña que sea una de las siete maravillas del mundo. Es tan bonito y además, la historia que guarda tras sus cúpulas lo hace aún más bello. Cuesta creer que sea una tumba. Saqué muchas fotografías, pero la más importante la hice con mi vista. Cerré los ojos, los abrí y traté de crear un espacio en el que conservar ese recuerdo en mi cerebro.

Nuestra última visita fue al Fuerte Rojo de Agra situado cerca del río sagrado Yamuna y desde el cual, pudimos despedirnos a lo lejos del Taj Mahal. Una entrada rápida a una tienda local para acabar nuestras últimas rupias y emprendimos el camino de vuelta a Delhi para poner punto y final a nuestro inmejorable viaje a la India.



DÍA 11Delhi-Madrid


Vamos al aeropuerto de Delhi, donde nos piden mil veces el pasaporte, nos registran y me entra un dolor de barriga terrible que me hace estar unas tres horas en el baño temblando y mareada. Menos mal que mis compañeros de viaje vinieron a buscarme, me dieron dos estupendos "fortasec", un orfidal y pasé las diez horas de vuelta a Madrid dormidita como un lirón. Ni siquiera me enteré de la escala en Istambul, estaba medio zombie.

Llegamos al aeropuerto de madrid, mi maleta no sale y empiezo a desesperarme. Al cabo de lo que a mi me parecieron al menos dos horas (en realidad fueron unos minutos)  apareció mi maleta morada y al fin respiré.


Este es el artículo más largo que he escrito en mi blog hasta ahora y es que la situación lo merecía. Créeme que demasiado corto es para todo lo que he vivido en la India, no habría páginas para contar todo así que... continuará.


Soraya R. Oronoz

2 comentarios:

  1. Gracias por compartir tu viaje... no he estado nunca en la India pero has hecho que viaje con la mente y que me emocione, sobre todo con el día 4... hoy he dedicado unos minutos a visitar tu blog y me ha encantado. Volveré ;)

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    1. Hola Ana, gracias a ti por leer mis palabras. Es fantástico que haya conseguido trasladarte aunque sea por un momento a un lugar tan mágico como la India. El día cuatro creo que fue el mejor de todos los que pasé allí por todo lo que aprendí sobre respeto y humildad.

      Te agradezco que hayas dedicado unos minutos a adentrarte en lo que es un trocito de mi mundo y me alegra muchísimo que te haya gustado.

      Un abrazo. Espero tu pronta visita :)

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