Un día, sin darme cuenta perdí mi rastro y me ha costado mar y montaña seguirlo para conseguir ser lo que realmente soy.
Seguramente toparé con más piedras por el camino, que lejos de paralizarme me servirán como guía para no perder el rumbo de nuevo. Tendré que dar mil vueltas más y escalar duras pendientes. Y es que, cuando nos perdemos a nosotros mismos la búsqueda de la felicidad, de los por qué y los pensamientos autolesivos son frecuentes.
Hoy estoy tranquila, me ha costado mucho pero lo he logrado. Soy quien quiero ser y me siento bien.
Los que me conocéis de hace tiempo habréis pensado mil cosas en estos años sobre mi, tantas mudanzas, tantos viajes, tantos cambios de dirección y... ¿sabes qué? que no me importa. Reconozco que me he equivocado pero admito que he aprendido tanto en estos últimos años, que puedo considerar los errores verdaderos atlas de aprendizaje.
He tenido que lidiar con mis propios ideales, que pelearme con mis contradicciones, que batirme a duelo entre lo que quería y lo que en realidad deseaba. He tenido que mirar a la cara a los sueños y enfrentarme a ellos para que dejasen de ser pesadillas.
He tenido que dejar de lado mi pensamiento egocéntrico para conocer lo que y a quién me rodeaba, he tenido que llorar, que reír, que comprender lo incomprensible y que dar la razón a lo que aparentemente negaba.
Aquello de lo que me avergonzaba es hoy una experiencia más, un recurso vital del cual estar orgullosa y es que nada es tan malo ni tan bueno, en realidad somos nosotros los que damos el valor emocional a las vivencias y por tanto, somos los que tenemos poder sobre ellas.
Con veinticinco años he retomado las riendas de mi vida para no soltarlas más, o soltarlas teniéndolas bien atadas. Puedo decir que en cierto modo es una segunda vida, una nueva oportunidad para ser realmente feliz. Tal vez decida más adelante cambiar de atajo, no lo se, en realidad nunca se puede saber.
Reconozco que siempre he pensado mucho, de hecho, casi todo el mundo me dice que pienso demasiado pero a mi me gusta, para eso tengo el cerebro. Le doy mil vueltas a todo y siempre he tenido la necesidad de tener todo bajo control. Tras perder absolutamente el control de todo (que a veces es necesario) he comprendido que tan solo trataba de imitar a aquellos a los que admiraba sin pararme a visualizar lo que realmente me hacía sentir bien, lo que me hacía sonreír a cada momento, lo que me hacía vivir, no en sentido de la Real Academia de la Lengua Española, si no en el de sentir.
Como muchas veces dicen "después de la tormenta viene la calma" y ponen a la tormenta como algo malo cuando es ella la responsable de que esa calma llegue. No seré yo la que te diga que "todo pasa por algo" pero que se yo, en definitivas cuentas, siempre aprendemos de cada paso dado en el camino y nuestras andaduras no serían nada divertidas si el sendero fuera lineal y monótono.
A ti lector, que tal vez te hayas en un momento complicado de autoconocimiento, de reflexión o simplemente de niebla temporal te diré que el viaje nunca acaba, que siempre nos estaremos redescubriendo y simplemente debemos aprender a querernos, a valorarnos y a no dejar de sorprendernos con nuestros propios cambios. Que al final del túnel siempre hay un rayito de sol zigzagueante que te muestra la salida y... una vez que alcanzas ese rayo descubres lo hermoso del túnel.
Vivimos en una sociedad en la que no se aceptan los errores, en la que fallar es algo horrible y poco digno. Este pensamiento es el que nos evoca al verdadero fracaso vital; a seguir aguantando situaciones estresantes, a continuar con relaciones tóxicas, a no poner fin a una vida profesional que nos sumerge en tristeza, a no tomar decisiones por el miedo a fracasar pero ¿qué es el fracaso?
El fracaso no es lo que el diccionario dice, ni lo que los medios tratan de transmitir, el fracaso es el permanecer atado a ideas ajenas, el huir de tus propios pensamientos y el no querer salir del círculo.
En muchas ocasiones he leído artículos sobre superación personal, sobre éxito y mientras los veía, me reía. No es cierto, no hay que aguantar, no hay que perseverar, la vida es más sencilla que todo eso; si algo no te hace feliz, sácalo de tu vida, si una situación te pone tenso y siempre que sea prescindible aléjate de ella, esto no es ser cobarde si no ser sensato.
¿Quieres que te de las claves de la felicidad?
En realidad no existe, cada uno tiene un código diferente que debe descifrar para disfrutar de la luz presente al final del túnel.
Te daré algunos simples consejos que a mi me han venido muy bien, pero simplemente eso, consejos:
- Persevera en lo que de verdad deseas, pero asegúrate que es de verdad tu deseo y no ideas impuestas por la sociedad.
- Acepta tus capacidades, tus posibilidades y limitaciones reales.
- Ríete de ti mismo.
- No temas errar.
- Disfruta de tus fracasos.
- Sueña.
- No te tomes todo tan en serio (no merece la pena).
- Sonríe y enfádate, tienes derecho a hacerlo, no ocultes lo que sientes.
- Piensa en lo que tienes y en lo que no tienes y aprende a ser feliz de forma inmaterial.
- Ama, pero ama de verdad.
- Escucha, siente, emociónate.
- Comprende el ciclo de la vida.
- Que tus acciones concuerden con tus pensamientos y tus deseos.
¿Esto ya lo sabías verdad? dime, ¿que es lo que te impide empezar a ser feliz si no eres tú mismo?
Las barreras a veces se derrumban con un simple soplido, no es hormigón el muro tejido por miedos, es de una fina seda que se disipa al creer que puedes hacerlo.
Tienes derecho, puedes y debes empezar a vivir de verdad.
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- Artículo "Felicidad, ¿una utopía?
- Artículo "De mayor quiero ser niño"
- Artículo "Imaginación, un camino a la felicidad"
- Artículo "Permítete hacer lo que te gusta"
Soraya R. Oronoz
Hola Soraya.
ResponderEliminarLeí cientos de libros,largas charlas con profesores,amigos,veteranos.pero cuando realmente aprendí,fue cuando comencé a observar la naturaleza.dejó de importarme la hora,si lo que hacía valía la pena.deje de vivir el mundo de los demás.
empecé a compartir mi visión de mundo con los demás.experimenta,colisiona,comparte,de mi perro aprendí que no importaba lo que tenia o cuanto sabia pues el es feliz sintiendo mi presencia.
¿consejo?en la auto conciencia esta la esencia.
PD: Memoria de un joven colisionador
Hola Axel Aviel.
EliminarEn primer lugar, gracias por tu hermoso comentario. He pensado mucho con tus palabras y me encanta la expresión "un joven colisionador". Realmente creo que aprendemos a vivir con cada error, con cada colisión y apartándonos del qué dirán, qué pensarán... tenemos mucho que aprender de los animales no humanos, eso está claro.
Un saludo, muchas gracias de nuevo.
Soraya R. Oronoz