Ayer, día 22 de marzo de 2019 tuvo lugar el III Encuentro Nacional Eduemoción organizado por Colegios Zola en CaixaForum Madrid. Ha sido un evento lleno de sorpresas, de aprendizajes y por supuesto cargado de emociones como se podía esperar.
El III Encuentro Eduemoción se ha iniciado con la intervención de Javier Ibáñez, gerente de los colegios Zola. Posteriormente ha realizado una brillante intervención el neuropsicólogo Álvaro Bilbao y más tarde se ha dado paso a las excelentes ponencias llevadas a cabo por Carmen Loureiro, Leticia Garcés, dos representantes del colegio San Patricio, Carmen García de Leániz y se ha concluido con una fantástica reflexión crítica acerca de la Educación Emocional y las Inteligencias múltiples de Jaime Buhigas.
Educar mezclando lo apolíneo y lo dionisiaco
Empezaremos esta pequeña reseña sobre el evento por el final del mismo, pues Jaime Buhigas ha puesto él broche de oro al mismo haciéndonos reflexionar a los docentes que hemos asistido sobre aspectos tan relevantes para el que pretende educar como ¿Qué es el ser humano? ¿Qué son las emociones? ¿Se deben medir? ¿Se deben gestionar?, ¿Es correcto llevar a la visión simplista de etiquetarlas como meras palabras? ¿Puede la educación emocional convertirse en un arma de doble filo?
Tras un total de seis ponencias dedicadas a resaltar la importancia de la educación emocional en las aulas y sobre la necesidad de enseñar a los educandos a gestionar sus emociones desde las edades más tempranas llevando a cabo una alfabetización emocional, Buhigas ha roto los esquemas invitando una reflexión constructivista con su ponencia "El teatro, un recurso para la educación emocional" en la que ha cuestionado si realmente se puede, o si se debe llevar a cabo, pues su la esencia de las emociones no es algo tangible ni mensurable y mucho menos se puede reducir a la catalogación de las mismas en palabras.
Tras un total de seis ponencias dedicadas a resaltar la importancia de la educación emocional en las aulas y sobre la necesidad de enseñar a los educandos a gestionar sus emociones desde las edades más tempranas llevando a cabo una alfabetización emocional, Buhigas ha roto los esquemas invitando una reflexión constructivista con su ponencia "El teatro, un recurso para la educación emocional" en la que ha cuestionado si realmente se puede, o si se debe llevar a cabo, pues su la esencia de las emociones no es algo tangible ni mensurable y mucho menos se puede reducir a la catalogación de las mismas en palabras.
Me ha hecho pensar mucho, pues como profesora jamás me he parado a pensar sobre si debía o no trabajar la educación emocional, daba por hecho que sí pero ¿Puede realmente un ser humano guiar a otro en unas nociones tan personales vinculadas al modo de percibir individual que a la par es colectivo? Educamos de modo individualizador, o al menos lo intentamos aunque ¿Es ético educar de manera individual como si los alumnos fueran seres aislados del grupo? ¿Es correcto afirmar que todos somos diferentes? La realidad, tal como sostiene Buhigas es que afirmando la diferencia individual de cada ser estamos confirmando que verdaderamente nadie es especial porque todos somos especiales y por ende esto es algo en lo que debemos caer en la cuenta como enseñantes.
Una frase que se me ha quedado de la ponencia de Jaime ha sido la de "Los alumnos aprenden pese a nosotros" y es que en ocasiones nos emperejilamos en enseñar conceptos, procedimientos y actitudes, que no dejan de ser la suma de unos contenidos dictados que se alejan de la verdadera razón de la enseñanza que no deja de ser otra que la del desarrollo integral de la persona de cara a contribuir al bien social para con sus congéneres y su entorno (bajo mi humilde opinión). El tema de las emociones viene a ser un poco como el de los valores, todos dicen que hay que trabajarlo pero no se concreta bien como porque en realidad, no tenemos ni idea de qué ni de quién somos ni acabamos de ver clara nuestra misión en el planeta.
Otra gran frase que ha dicho Buhigas es "La autoridad del profesor es su verdad" y remitiéndonos a esto, ¿Cómo vamos a enseñar a autogestionar las emociones en uno mismo si no sabemos ni nosotros en muchas ocasiones por dónde empezar? Emociones, valores amor "Sólo quien lo probó lo sabe" estos tres conceptos son entes abstractos difíciles de catalogar aunque sencillos de nombrar. Me ha encantado también esa última frase entrecomillada del ponente. A la vez, todo esto me ha llevado a pensar en la necesidad de desencasillarnos, de salir de los cerrados conceptos de la educación y de la pedagogía; me ha invitado a distanciarme de la cárcel cognitiva del "hay que hacer" y me ha permitido la aproximación a la dionisicación de la enseñanza atendiendo a lo que el ponente ha mencionado como la parte apolínea (De Apolo: las líneas bellas, rectas, perfectas) frente a otra posible realidad en las aulas de carácter dionisiaco (de Dioniso en cuanto al descontrol que no tiene por qué ser malo).
Perder el miedo a tener que ser perfecto, dialogar y amar para enseñar a aprender
Qué miedo tenemos los educadores a errar, a perder el control de la clase y con ello, tal como ha comentado Leticia Garcés en su ponencia, no hacemos más que dar una falsa visión de perfección al alumnado que le distancia de la realidad y le impide conectar con el conocimiento. Difícilmente podemos enseñar a ser a los alumnos sin aceptar que nosotros no somos perfectos y se lo hacemos ver, y de modo muy complicado o imposible podremos abordar la compleja tarea de enseñar si no comprendemos que lo que conocemos es ínfimo comparado con todo lo que nos falta por saber. Apego seguro, resiliencia, parentalidad positiva, gestión del estrés, estilo educativo asertivo y un millón de conceptos más nos hacen creer que tenemos control, que dominamos pero ¿Es esto cierto?
Leticia Garcés: "Gestionar tus emociones al educar,
punto de partida para familias y educadores"
Leticia Garcés, entre sus cuidadas y hermosas palabras a lo largo de su ponencia, nos ha resumido en 4 letras la clave para educar teniendo presente la dimensión emocional del ser humano, esas 4 letras han sido la A, la M, la O y la R ¿Sorprendente? pues para muchos, por desgracia sí. No podemos educar sin amor ni podemos esperar que se aprenda sin tener en cuenta este concepto. Esta ponente ha recopilado la esencia de la enseñanza de este modo, indicando para cada letra una acción encaminada a mejorar la práctica educativa tal como se relaciona a continuación:
- A: Amar sin condiciones.
- M: Mantenerse presente.
- O: Observar la conducta.
- R: Reparar la acción.
Con amar sin condiciones se refiere a que la capacidad para amar que debemos tener como docentes
no debe estar condicionada por el buen comportamiento del niño. Una buena educación emocional comienza por hacer sentir a los alumnos y a las alumnas que no les dejamos de querer por que "se porten mal". A su vez, con la letra "M" debemos mantenernos presentes para que los educandos vean que estamos ahí para apoyarles y por supuesto, con la letra "O" observaremos la conducta mirando más allá de la misma para descubrir qué puede estar ocurriendo detrás de la misma, teniendo cuidado de no sacar conclusiones de modo simplista y siendo conscientes de que en nosotros mismos dentro de nuestra actividad educadora tenemos emociones ante ciertas conductas que debemos ser capaces de autorregular.
Por último, la "R" hace alusión a nuestro compromiso de reparar la acción, el docente ha de ser capaz se pedir perdón, de mostrar que se ha equivocado si pretende educar teniendo presente la educación emocional.
Enseñar a aprender teniendo en cuenta el nosotros a través de las emociones
Enseñar a aprender teniendo en cuenta el nosotros a través de las emociones
La ponente Carmen Loureiro Rey ha hablado sobre sentimientos esenciales a tener en cuenta dentro del aula a la hora de poner en marcha un programa de educación emocional como son el de seguridad y el de capacidad. Creando entornos seguros y haciendo sentir a los alumnos que son capaces obtendremos mejores resultados. Además debemos mostrarnos comprensivos, abiertos y ser auténticos referentes para aquellos a los que educamos.
Loureiro nos ha recordado que somos primates y que como tales, para aprender necesitamos de otros. De hecho, nuestra dependencia de la relación social es mayor que en los primates primos, es más intensa y dura mucho más tiempo, por lo que no debemos hablar de autogestión o autoregulación emocional, sino de cogestión para que los individuos sean capaces de aprender a regular y a obtener a su vez una imagen de sí mismos valiosa en la medida en que los demás le ayudan a ello. Es absurdo partir de una concepción egocéntrica del aprendizaje emocional, pues este no puede darse sin un "nosotros".
Loureiro nos ha recordado que somos primates y que como tales, para aprender necesitamos de otros. De hecho, nuestra dependencia de la relación social es mayor que en los primates primos, es más intensa y dura mucho más tiempo, por lo que no debemos hablar de autogestión o autoregulación emocional, sino de cogestión para que los individuos sean capaces de aprender a regular y a obtener a su vez una imagen de sí mismos valiosa en la medida en que los demás le ayudan a ello. Es absurdo partir de una concepción egocéntrica del aprendizaje emocional, pues este no puede darse sin un "nosotros".
A colación de lo anterior, cabe destacar, como ha indicado Loureiro que los niños construyen las emociones porque
otros les dan la posibilidad de sintonizar con ellos y con lo que les ha
generado esa emoción; de ello se deduce que no puede haber educación emocional sin aprendizaje cooperativo ni diálogo. En ocasiones es tan importante dejar espacios para que los niños conversen con sus iguales sin ningún "fin", simplemente por el hecho de conocer a los otros y por lo tanto tener la posibilidad de conocerse a sí mismos (no hay que olvidar que aprendemos por mímesis y con "efecto espejo") como el hecho de impartir clase con unos contenidos pautados.
Pensando en las ideas de Loureiro no puedo dejar de relacionarlas con las del profesor Luis Manuel Martínez de la Universidad Rey Juan Carlos sobre el "nosotros", enseñar en el nosotros teniendo en cuenta la dimensión 3D de la felicidad humana: la parte corporal, la mental y la de apertura como medio necesario para la plena satisfacción personal que permita el crecimiento de todos a nivel individual y social formando una conciencia colectiva basada en la búsqueda del bien común, aunque sin dejar de lado la tendencia egocéntrica humana que no debe comprenderse como egoísmo sino como una característica inherente a nuestra especie.
Cerebro, emociones y adquisición de competencias
Álvaro Bilbao, a través de su hermosa y eficaz ponencia "Neuroaprendizaje: construyendo mejores cerebros" ha sido capaz de unir la importancia del cerebro en el procesamiento emocional, en el desarrollo del individuo y por supuesto en la adquisición de competencias que tanto debe preocuparnos a los que pretendemos ayudar a los alumnos y alumnas en su proceso de construcción de la realidad a través de su aprendizaje, aunque yo añadiría que no hay que olvidar lo sesgada que esta puede llegar a ser en función de nuestra cosmovisión. Todo ello lo ha hecho desde una perspectiva motivante y activa que es de agradecer; pues no siempre todos los que hablan sobre educar en emociones son capaces de hacerlo y él lo ha logrado.
Tal vez los adultos deberíamos imitar a los niños en tanto a su creatividad, a su capacidad de soñar y de generar ideas. Álvaro Bilbao ha ido compaginando su ponencia con actividades prácticas haciendo que nuestro aprendizaje fuera mucho más dinámico y significativo. En ocasiones se nos olvida que los adultos para aprender también necesitamos emocionarnos y esto deberíamos recordárselo a todos aquellos profesores de universidad, de F.P o de últimos años de la E.S.O o de bachillerato, pero especialmente a los formadores de profesores, que suelen tener mucha "teoría" sobre la enseñanza y poca puesta en práctica de la misma. Enseña sintiendo, emociona, crea un vínculo seguro, logra una motivación intrínseca en el alumnado, educa en el valor de la persistencia y de la paciencia ¿Te suena? Cosas tan ciertas como estas son las que nos ha venido a recordar Bilbao y es que, por el camino aquellos profesores que no han pisado aulas con niños de infantil o de primaria van arrastrando un bagaje teórico desligado de la realidad que les hace ser incoherentes entre lo que dicen, lo que hacen y lo que son como docentes.
Y hasta aquí la breve reseña (que al final no ha sido tan breve) del III Encuentro Eduemoción, que otro año más ha conseguido unir a cientos de docentes para recordarnos la necesidad de enseñar emocionando; de educar en emociones, en el autoconocimiento y en el conocimiento de los demás y trayendo a destacados profesionales dispuestos a enseñarnos a enseñar cada vez mejor, porque hemos de recordar que la docencia no es una carrera de velocidad, sino que es un entrenamiento de fondo con el que competiremos, pues no debemos olvidar que nuestros alumnos no son calificaciones; son ciudadanos con plenos derechos y participantes activos en la sociedad que pueden hacer desde ya de este un mundo mejor para todos, siendo nuestra responsabilidad brindarles todas las herramientas posibles para que lo hagan del modo más efectivo posible y siendo necesaria nuestra formación permanente para conseguir llegar a la meta.
Qué bellos resúmenes Soraya. Muchas gracias.
ResponderEliminarMe encanta tu blog.
Muchas gracias Carmen.
EliminarMe alegra que te guste mi blog. Deseo que sea un espacio de motivación para todos aquellos que nos dedicamos a la enseñanza.
Espero que volvamos a coincidir en alguna ocasión.
Un afectuoso saludo.