miércoles, 13 de marzo de 2019

Felicidad real vs felicidad comercial


El ser humano persigue la felicidad de modo general como un fin y no como un medio, sin tener en cuenta que la felicidad no es algo objetivo, sino que es la más amplia subjetividad presente en el ser humano. Felicidad terrenal, felicidad como ascenso a lo que Platón llamaba “Mundo de las ideas” ligándolo con la mente y con el concepto sobre el ascenso a la felicidad plena al abrirse a otros tal como se concibe con el concepto de apertura defendido por el profesor Luis Manuel Martínez de la Universidad Rey Juan Carlos. Se propone de este modo una perspectiva de la felicidad en tres dimensiones, aunque yo añadiría una cuarta: “La felicidad idealizada como producto comercial” que deriva en la lucha entre las otras tres dimensiones.

Muchas personas se frustran y se sienten infelices al no poder satisfacer las innecesidades que la sociedad trata de mostrar como necesidades para alcanzar una felicidad comercial incoherente e inalcanzable (siempre se quiere más). Tal vez la lucha por la felicidad radique precisamente en el combate de cumplir las apetencias y necesidades a la par que las regulamos de modo cognitivo sin caer en la vanidad ni en lo que se nos pretende imponer de modo extrínseco para llegar a ese supuesto fin al que muchos llaman felicidad, sin tener presente que la felicidad es un camino y no el fin del sendero y que hay tantas felicidades como individuos en el mundo.



Para lograr una vida buena, que no una buena vida, aunque sin dejar de lado los placeres pertenecientes al mundo de los sentidos, deben ponerse en marcha mecanismos cognitivos de regulación y racionalización entre otros y por supuesto, si comprendemos al ser humano como ser social aludiendo a la locución creada por el autor latino Plauto (254-184 a. C.) en su obra Asinaria  “Lupus est homo homini, non homo, quom qualis sit non novit” que se puede traducir como “Lobo es el hombre para el hombre, y no hombre, cuando desconoce quién es el otro” deducimos que el proceso de apertura es necesario para perseguir el concepto subjetivo de la felicidad sin que esto excluya la realidad egocéntrica del ser humano; pues dando a otros no estamos haciendo más que recibir y aunque en un primer momento no lo pensemos, aquel que da siempre recibe.

En relación a lo expuesto con anterioridad, podemos poner el siguiente ejemplo: puedes ser vegetariano por no matar animales, pero en realidad esta actitud radica en una visión egocéntrica, puesto que lo que te produce placer es sentir que beneficias a otro ser y que en tu mano está su felicidad, por ende, la felicidad de otros, inclusive los de otras especies radica en nuestra propia felicidad y no deja de ser un acto encuadrado dentro del egocentrismo humano (que no egoísmo, aunque esto sería muy debatible) ya que atendiendo a nuestra necesidad de relación y supuesto altruismo social buscamos complacer nuestros instintos hedonistas a la par que nuestros sentidos, en consonancia con el ascenso al mundo de las ideas como necesidad de conocimiento, de comprensión del mundo extrínseco e intrínseco y de acercamiento a Dios (entendiendo el concepto de Dios como idea y sin categorizar en función de religiones concretas).

Ahora bien, esa necesaria apertura para lograr la felicidad y ese sentido del "nosotros" no debe quedarse sólo en la especie humana sino que, tenemos la obligación moral de extrapolarla a todos los seres que cohabitan con nosotros, pues el "nosotros humano" tiene capacidad para integrar a un "nosotros global" y de este modo poder llevar a cabo verdaderas acciones encaminadas a maximizar la felicidad propia y ajena y a conseguir un desarrollo sostenible real en todos los ámbitos. Si somos capaces de dar y de hacer el bien, resulta muy limitante percibir ese todo como exclusivo de la especie humana.


Referencias

Martínez Domínguez, L.M., (2019). Apuntes de clase de la asignatura de Complementos para la formación interdisciplinar: Evaluación socioeducativa del Máster universitario en Formación del profesorado de Educación Secundaria, Bachillerato, FP e Idiomas de la Universidad Rey Juan Carlos, Madrid.

Plauto Tito, M,, 254-184 a.C. Traducción de Enríquez González, J (2012), Asinaria, Aululalia, Miles Gloriosus, Comediad, Vol.1. e-pub.
(09/03/2019).

Bossi, B., La doctrina de las formas en Platón. Historia de la Filosofía Antigua de la Facultad de Filosofía UCM Curso 2009-2010.
Rescatado de:
(09/03/2019).



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