jueves, 2 de mayo de 2019

Cine con valores: reflexión sobre la película de Dumbo

El cine es sin lugar a dudas un elemento de transmisión de valores. A través de él podemos hacer llegar a los más pequeños ideas sobre lo que está bien y lo que está mal. En este artículo reflejamos una pequeña reflexión sobre la película de Dumbo, en base al valor del respeto por las diferencias interindividuales,  y sobre todo al valor de la empatía extrapolada a todas las especies.
 
El problema principal al que nos enfrentamos, tal como estoy investigando en la actualidad, es que el concepto del bien, del mal, y de la Educación en Valores es poco objetivo, y en muchos casos tan laxo que cae en la completa relatividad moral, cuestión que deberíamos revisar si pretendemos alcanzar una sociedad con auténtica altura de miras humanas.
 
Dumbo fue el cuarto largometraje animado de Walt Disney Pictures, y se basaba en el libro para niños con el mismo nombre de la autora Helen Aberson y del ilustrador Harold Pearl. La película fue estrenada en 1941, y desde entonces ha sido todo un clásico que se ha mantenido dentro de los cuentos más contados en Europa.
 
En el año 2019 ha sido lanzado de nuevo a la gran pantalla de la mano de Tim Burton y, pese a que sus críticas no han sido demasiado positivas, hay que decir que la adaptación, desde el punto de vista pedagógico de la obra original es muy adecuada para el público infantil de hoy día, e inclusive para los adultos. Tras una animación cuidada y amoldada a la forma de concebir la realidad por parte de los más pequeños, logra mantener el mensaje de respeto por la diversidad, de valoración de las diferencias individuales, de la importancia de mantener un autoconcepto ajustado, y refleja a la perfección la necesidad de proteger a los animales no humanos de lo que la cautividad les supone.
 
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La Educación en Valores
 
Resulta complejo hablar de Educación en Valores en términos globales, pues no existe una normativa de referencia que nos indique en qué valores debemos educar a los individuos de nuestra sociedad, más sí existen virtudes deseables para todos.
 
La virtud se trabaja a través del hábito, y el hábito a través de la rutina. Es obligación moral de todo humano adulto facilitar la adquisición de virtudes a los más pequeños, más aún si hablamos de la profesión docente. El cine puede ayudarnos, al igual que los cuentos para niños en esta compleja pero hermosa tarea.
 
El respeto debería ser considerado eje central de la formación moral de los sujetos de nuestra especie, pues solo a través de él se puede llegar a lograr un futuro sostenible, a través de un presente en el que la conducta humana esté conducida por la empatía.
 
La educación del alma, por no emplear el término "valores" o "educación del carácter" puede ser abordada desde diferentes perspectivas y por suerte, son cada vez más los recursos que nos pueden resultar de utilidad para motivar a los alumnos y acercarles al mundo que deseamos, ahora bien. Convendría antes que nada definir los conceptos de "bueno", "malo", "valores", "vicios", etc., de forma concreta y pautada.
 

 
La lección moral de Dumbo
 
En la última versión proyectada de la obra de Dumbo, no solo aparece como eje central para trabajar a nivel didáctico nociones como autoconcepto, autoestima o valoración interindividual, sino que aproxima a la idea de respeto a otras especies de modo incondicional.
 
En muchas ocasiones, los humanos valoramos a otras especies en base a lo que nos pueden proporcionar (comida, diversión, vestimenta, etc.) y dejamos de lado los intereses de las mismas más allá de su mera utilidad para los humanos. En esta ocasión, se ha optado por reflejar la "novedosa idea para algunos" de que los animales no humanos no son cosas para utilizar. Ni Dumbo ni su madre son payasos de circo y tal como concluye el film, ningún animal (salvaje) debería estar en cautividad para satisfacer las innecesidades de las personas.
 
En relación a la anterior idea, se resalta en la película el término "animal salvaje", quedando fuera por ende los considerados "animales domésticos" a los que cosificamos; o incluso me atrevería a decir que ya ni siquiera eso, puesto que ni tan siquiera solemos pensar en ellos como individuos sintientes, sino que concebimos su terrorífica realidad como algo normalizado, y esto, debería asustarnos, pues es una muestra de un proceso de deshumanización que deberíamos replantearnos.
 
Ningún ser debería venir al mundo para servir a otro, independientemente de su género, raza o especie. En relación a esta idea, recomiendo encarecidamente ver el documental "Earthlings" (Terrícolas), en el que se expone esta cuestión de un modo admirable. Puedes ver dicho documental de forma gratuita y en castellano pinchando aquí.
 
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Construimos los individuos que formamos
 
Para concluir esta pequeña reflexión, cabe decir que el proceso de construcción humana está en base a la formación de las materias primas que vamos superponiendo de manera paulatina a lo largo del desarrollo de los sujetos de nuestra especie. Si queremos hombres y mujeres buenas no basta con instruirles en palabras bonitas, sino que hemos de proporcionarles los materiales precisos para que poco a poco alcancen las virtudes que deberíamos concretar a modo normativo.
 
Si nos quedamos en la mera "Educación en Valores" como algo teórico jamás se podrá alcanzar la virtud, pues a ella únicamente se puede llegar con el ejercicio de los buenos hábitos.
 
Resulta hermoso comprobar como a través de la sinergia entre diversos ámbitos de conocimiento se pueden lograr resultados tan impresionantes como la película de la que estamos hablando. El cine necesita de la pedagogía, la educación del cine; a su vez la literatura aparece como eje transversal, el arte e incluso las matemáticas, la historia, la axiología, y de manera conjunta todos y cada uno de los saberes que la humanidad va interiorizando para construirse a sí misma.
 
Ojalá llegue el día en que el hombre y la mujer comprendan que la máxima expresión de la humanidad debería traducirse en la habitabilidad ética para con todos sus congéneres.
 
 

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