domingo, 15 de marzo de 2020

Estrategias para mejorar la productividad académica y profesional

¿Sientes que pierdes el tiempo y deseas optimizarlo? Si eres de los que piensa que el reloj corre más que él, vas por buen camino para orientar tu conducta a la máxima productividad. El esfuerzo, la constancia y sobre todo el entrenamiento de la voluntad son aspectos clave para ello.

En este artículo te dejo algunas estrategias para gestionar tu tiempo de modo efectivo y conseguir tus objetivos con eficacia.

1. El entrenamiento de la voluntad

La pereza es la enemiga de la ciencia. El que quiere pone interés, y el que no, pone excusas. 

Para lograr la máxima productividad en tu vida diaria, has de grabarte a fuego las anteriores palabras. Lo primero para poder, es querer. Olvida la pereza y ponte manos a la obra para trabajar en lo que deseas.

La voluntad es el mayor catalizador del éxito, pues hace que el individuo se mueva en la dirección precisa para lograr sus objetivos. Para que la voluntad sea una estrategia de gestión del tiempo válida, debes reflexionar sobre tu propósito de vida, y establecer unos criterios que orienten tu conducta.

¿Cómo se entrena la voluntad?

- Con constancia, paciencia y perseverancia.
- Con el fortalecimiento del carácter, el dominio de los impulsos y el control horario.
- Con la rutinas: a través de ellas se llega al hábito, por lo que, cuanto más se trabajen buenas pautas de comportamiento, mayor será la probabilidad de automatizar aquellas que llevan a la excelencia.
- El lenguaje es esencial para la voluntad: siendo realistas, pero con ambición positiva, eliminando los "no puedo", sustituyendo los "qué pereza", por "¡menudo reto tan interesante!".
- Manteniendo sano cuerpo y mente. El ejercicio mental y físico resulta esencial para el entrenamiento de la voluntad.




2. Marcarse objetivos concretos, realistas pero ambiciosos

Al cerebro le encanta "autocompletar". Cuando acabamos una tarea sentimos gran placer. Por ello, es preciso que de cara a potenciar la productividad académica o profesional, te plantees retos a conseguir u objetivos alcanzables pero focalizados en la constante mejora y en el logro de la excelencia.

Aquel que pudiendo dar más, se conforma con llegar a un mínimo está abocado a la mediocridad. El esfuerzo constante (sin fatigarse), es un catalizador básico del éxito.

Estos objetivos hay que pensarlos a corto, a medio y a largo plazo, anotarlos en una agenda e ir tachando aquellos que se van logrando o subrayándolos (en mi caso lo hago con un fluorescente, y el placer de ver la hoja de la agenda toda amarilla al cabo del día me proporciona un bienestar fantástico).



3. El único límite válido es la salud y la ética

Los límites se los marca uno mismo y el único límite válido es el de la propia salud mental y física. No consiste en trabajar hasta fatigarse, más bien, todo lo contrario. Si poco a poco vamos entrenando la voluntad, poco a poco descubriremos que nuestra capacidad de trabajo mejora, y por tanto, el control del tiempo se hace más sencillo. Teniendo siempre en mente que por más que se desee las manecillas del reloj no van a parar.

Por su parte, la ética ha de ser la biblia de toda acción humana, en el sentido de que, no puede ser válida ninguna conducta que atente contra la dignidad de ningún ser, con independencia del fin que esta persiga.

4. Conocer tus puntos fuertes y débiles

Para maximizar tu potencial, es preciso que te pares a reflexionar sobre tus fortalezas y debilidades. La falsa modestia no lleva a ningún sitio. Si eres bueno en algo, lo eres y punto, tendrás que trabajar para continuar siendo bueno y por supuesto no dormirte en los laureles, teniendo en mente que siempre habrá alguien mejor que tú de quien puedes y debes aprender (la humildad jamás se tiene que perder de vista para perseguir la mejor versión de ti mismo).

Autocompadecerse, las creencias limitadoras, estereotipos, prejuicios... son enemigos del trabajo efectivo productivo focalizado en la excelencia. Todos tenemos problemas, pero la realidad es la que es te guste o no, y es decisión tuya adoptar una actitud que busque el éxito.

Conocer tus debilidades te ayudará a ser consciente de aquello en lo que debes poner atención para mejorar. Si eres impuntual, trabaja por llegar a tiempo a las citas, entregas, etc. Si eres desordenado trata de plantearte la importancia que ello puede tener a la hora de manejar el tiempo.



5. Orden externo para el orden interno

Parece una tontería ¿verdad? a corto plazo, llegar soltar los zapatos en cualquier lugar, las carpetas por cualquier mesa... puede parecer un ahorro de tiempo. Pero al cerebro le gusta el orden (aunque personalmente creo que la tendencia al caos es algo innato en el humano, pero recuerda que es necesario auto-gobernarse). Para el manejo del tiempo productivo, hay que ser inteligente: si al cerebro le gusta que todo esté colocado para funcionar de modo más ágil se hace.

6. Lo bonito y bello motiva

La motivación hace que trabajemos de manera más eficiente. Al cerebro le gusta lo bello, lo ordenado, lo bonito. 

Decora y mantén bonito tu lugar de trabajo. Ello te ayudará a tener más motivación. Si para estudiar tienes los apuntes ordenados y escritos de modo que te apetece leerlos, tus ganas de empezar a realizar la tarea serán mayores. 

Si se puede hacer del mejor modo posible, lo estúpido sería no hacerlo.



7. El hábito de la felicidad

La felicidad es un hábito que como cualquier otro se trabaja a través de las rutinas en el día a día. Disfruta del camino, piensa que el tiempo en este mundo es finito y trata de maximizar tu paso por el mismo.

Sonreír, pensar bonito, dedicar tiempo a lo que y a los que amamos, pararse a oler las flores, a sentir los rallos del Sol en la piel sin procrastinar, claro está siempre serán estrategias que te ayudarán a alcanzar la productividad.

8. El refuerzo, el halago y la constancia

Hay que felicitarse a uno mismo por los pequeños logros que se van consiguiendo y halagarse. De igual modo, conviene caer en la cuenta de aquello que se puede hacer con mayor agilidad y pensar en el modo de conseguirlo.

Tal como se suele decir, en este mundo la inteligencia no escasea, pero la constancia sí. Las Redes Sociales mal utilizadas, el constante bombardeo publicitario, la tendencia al placer inmediato... van en contra del tiempo productivo efectivo.



9. Bienestar digital y contenido que nutra al cerebro

¿Eres consciente del tiempo "vacío" que pasas frente a la pantalla de tu televisor, de tu ordenador o de tu móvil? Para empezar a ser más productivo, es preciso conocer en qué invertimos el tiempo. Herramientas como la aplicación de "Bienestar Digital" son buenas aliadas para el control horario.

Tratar de limitar el acceso de uno mismo al contenido vacío y orientarse a llenar el cerebro de estímulos ricos a través de música de calidad, de libros, revistas con criterio sólido... es un buen modo de optimizar recursos.

Igual que cuidas tu cuerpo (o deberías hacerlo) con alimentos que aporten nutrientes de calidad, de igual modo, el cerebro responderá en función de los estímulos que le proporciones. A mayores dosis de contenidos de calidad, mayor posibilidad de trasformación de los mismos en energía cerebral productiva para estudiar, trabajar y/o crear.

10. Satisfacer las necesidades básicas y establecer rutinas sólidas

Comer bien, mantener las necesidades fisiológicas en el punto óptimo y dormir correctamente son elementos esenciales para lograr la mayor productividad académica y profesional.

Establecer horarios para levantarse, cocinar, comer, dormir y demás cuestiones de la vida "cutre" se convierte en algo prioritario si deseas aprovechar el día al máximo.

Cuando el cerebro se acostumbra a producir, lo complicado es pararlo. Si ayudas a tu cuerpo a automatizar ciertas tareas, podrás invertir los minutos en otras de valor. 



11. Tener un plan dinámico pero focalizado

Tener un plan, saber hacia donde vas y sobre todo el por qué del camino escogido. Hacer todo con respeto, amor y orientación al logro mediante el cultivo de la paciencia y la voluntad son cuestiones también esenciales para alcanzar los propósitos deseados.

Ahora bien, hay que entrenarse en la posibilidad de fracaso, y es que, quien no quita el lavavajillas nunca rompe platos. Hacer conlleva equivocarse y, al igual que el jinete no debe temer al caballo, no debes temer al error, pues este puede ser fuente de aprendizaje siempre que se esté dispuesto a aprender.

Focalizar el plan de acción, pero teniendo la apertura mental suficiente para cambiar de camino si es preciso, siempre con raciocionio y tratando de gobernar los impulsos de satisfacción inmediata es también necesario. No consiste en desistir, si no en insistir con plena consciencia.

12. Rodearse de lo bueno

Tener un círculo social positivo, orientado a la excelencia y con buenos hábitos (en todos sus sentidos) es una gran estrategia para producir de modo efectivo. Si tienes al lado gente "vaga", tenderás de modo casi inconsciente a "imitar" su comportamiento. Si por el contrario a tu al rededor observas que las personas invierten su tiempo de modo eficaz, tu cerebro tenderá a copiarlo, eso sí, has de saber que la tendencia a lo "fácil" viene motivada por el entrenamiento previo. Tendrás que luchar contra la debilidad y fortalecerte día a día para lograr lo que deseas.

A estas pautas se podrían sumar muchísimas más, pero para concluir y no hacer de este artículo un libro (que todo se andará), simplemente decir que en cada pequeña cuestión de la vida, si se pretende alcanzar el mejor resultado se ha de poner el máximo amor y respeto en la tarea.



13. La orientación vital al nosotros satisfaciendo al tú y al yo

¿Qué estrategia tan rara no? Esto se resume en actuar conforme al bienestar global de todos los seres en su conjunto y para ello, puedes plantearte en el día a día las siguientes cuestiones:

a) ¿Qué he hecho hoy por mí a nivel físico, psicológico y profesional?
b) ¿Qué he hecho por mi entorno cercano (familia, amigos, compañeros, etc)? 
c) ¿Qué he hecho por el mundo?

Si eres capaz de responder a estas preguntas al finalizar el día irás por buen camino para lograr tus propósitos. Al principio resulta complicado, pero con el entrenamiento cada vez son más los puntos que puedes indicar en cada una de las cuestiones planteadas (te recomiendo que lo anotes en tu agenda).

En este sentido, el cultivo de la paciencia, la prudencia, el saber; y pautas tan sencillas como dar las gracias, pedir por favor, respetar y valorar al ser que se encuentra a tu lado y no pensarte superior en ningún sentido se convertirán en aliados para la conducta orientada a la excelencia.

Para concluir, es conveniente recordar que somos quien somos por los demás, que el éxito propio no tendría sentido sin la voluntad de mejora de la vida de los demás. Focalizar tus esfuerzos en aquello que ayuda a otros, fortalecer tus capacidades para mejorar el mundo es lo más digno que puedes hacer.

¿Estás preparado para mejorar tu productividad? Te invito a ponerte a prueba estos días con los consejos que te he proporcionado.

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