jueves, 19 de febrero de 2015

De mayor quiero ser niño

La presión de elegir en qué vas a invertir tu existencia es demasiado estresante y en ocasiones puede llegar a convertirse en una pesadilla.

Nacemos, crecemos, estudiamos, trabajamos nos reproducimos y morimos.

Muchas personas tienen claro a qué se quieren dedicar desde edades muy tempranas, pero, la gran mayoría vagamos por un desierto de sensaciones, emociones y creencias que nos limitan la inteligencia para tomar una decisión sabia respecto a nuestro futuro.

Damos demasiada importancia al trabajo y nos olvidamos de la verdadera esencia de la vida. Podemos disfrutar oliendo el césped mojado o columpiándonos en una vieja rueda oxidada, pero nuestro gran cerebro desarrollado se especializa día a día en hacer de la simplicidad un ente complejo, difuso y lleno de frustraciones.



Cada humano es un ser único e irreproducible con sus propios intereses, motivaciones e ilusiones pero, a medida que crecemos, vamos olvidando nuestro propio ser para amoldarnos a lo que la sociedad indica que debemos hacer con nuestras vidas. Médico, abogado, maestro, mecánico, fotógrafo... las profesiones están creadas y ciertamente son miles las personas que se acoplan a los cánones preestablecidos para vivir su vida e invertir su tiempo vital. Una pequeña parte de los que conformamos la humanidad no nos conformamos con lo que dicen que debemos hacer y soñamos con otro mundo.

Cada día pienso más que el modelo de sociedad capitalista no se ajusta a las necesidades de desarrollo personal de nuestra especie. Ansiedad, depresiones, suicidios, homicidios... nuestra naturaleza no concuerda con el modo existencial que nos proponen.

He querido ser periodista, abogada, veterinaria, psicóloga, filósofa, maestra, astronauta, planta, pájaro e incluso aire. Me he preguntado por qué tengo que elegir un único destino y no mezclar todos mis intereses y aunar fuerzas para comprender en qué consiste realmente nuestro paso por la Tierra.

No hay tiempo en la vida para andar haciendo lo que los demás creen que debemos hacer. Hemos de escuchar a nuestro corazón y dedicar nuestros esfuerzos a sentir la vida y no a dejar que pase ante nosotros como el sol cada mañana por la esquina de nuestra ventana.

De mayor quiero ser niño, para contemplar la realidad, con los ojos de la inocencia, la empatía y la vida tal como es y no como dicen que debe ser los demás.

Pasamos más tiempo en planificar nuestros pasos que en hallar la felicidad en cada camino tomado.

Los días pasan y los sueños los vamos abandonando.

Hoy quiero recordaros que no estamos aquí para esperar la muerte, si no para disfrutar de cada instante y de sentir lo diferente.

Soraya R. Oronoz

5 comentarios:

  1. Muy de acuerdo con tu pensamiento. Poco a poco, veo más personas que se liberar de la presión social para realizar aquello que más la llena.
    De mayor quiero ser niño

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  2. Muy de acuerdo con tu pensamiento. Poco a poco, veo más personas que se liberar de la presión social para realizar aquello que más la llena.
    De mayor quiero ser niño

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    1. En efecto Alex. Pienso que cada vez somos más los que nos negamos a dejar que manejen nuestra existencia y dirijan nuestras mentes y acciones. Debemos escucharnos a nosotros mismos y abandonar la creencia de "ser algo" por que ese "ser algo" para "alguien" nos hace caer en el abismo de nuestro propio ser.

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  3. Yo soy y seré un niño durante toda mi vida, por eso disfruto de cada día con todas mis ganas y nunca abandono mis sueños por que ellos me hacen crecer como persona y profesionalmente, un saludo amiga.

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    1. Pienso que los adultos no somos más que niños privados del don de la naturalidad innata. Es bonito recordar nuestro verdadero ser y evitar la corrupción a la que nos someten en las cárceles educativas.

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