lunes, 16 de marzo de 2015

Rompiendo cadenas, liberando nuestro cerebro emocional

Nos gusta criticar a los demás, hablar sobre la manera de actuar del de al lado, alardear de lo bien que nos va, seguir cánones estipulados, vestir como nos dicen que debemos hacerlo, comer lo que la gran mayoría considera moral, invertir nuestro tiempo libre en lo que la sociedad indica que debemos invertirlo, juzgar al vecino, etiquetar al charlatán, enfadarnos con nosotros mismos cuando nos salimos de los carriles estipulados por la norma y... yo digo ¿estamos realmente viviendo nuestras vidas? La vida no es tan larga como parece, nacemos hoy y morimos mañana. No deberíamos basar nuestra existencia en lo que otros dicen, quieren o piensan.

La vida es breve, no tenemos demasiado tiempo para andar regalando nuestros días, atontando a nuestro cerebro y callando nuestros sentimientos.


 El humano se piensa tan desarrollado, un ser tan racional y complicado, un animal tan perfecto que quiere convertirse en máquina y dejar su parte emocional de lado. Cada día aumentan las tasas de depresiones, de ansiedad e incluso de suicidios y yo, sinceramente me planteo seriamente el por qué de estos fenómenos. Nos educan para ser perfectos, para ser réplicas de un supuesto modelo humano. Desnaturalizan nuestro cerebro emocional a fin de desarrollar más y más el cerebro pensante.

Ya no disfrutamos. Nuestras vidas se han convertido en una absurda carrera para llegar a ser lo que otros hombres y mujeres dijeron que debíamos ser. Hemos perdido la esencia. Cualidades como la empatía o la sensibilidad son ridiculizadas y catalogamos a su poseedor como un ser "débil". Queremos creer que somos los mejores y en realidad, si nos paramos a pensar, nuestra existencia resulta bastante estúpida y banal.

Rompamos las cadenas que nos atan al mundo racional y liberemos nuestros cuerpos del consumismo y las reglas inventadas para impedir la libertad de las almas. Acabemos con lo que sabemos que no es justo, prediquemos valores éticos y morales que engrandezcan la naturaleza de nuestra especie. Salgamos del laberinto del antropocentrismo, de las desigualdades y de las injusticias impuestas por cuatro necios que no tienen ni idea del verdadero significado de la vida.

Liberémonos de las cadenas que encarcelan nuestra esencia. Dejemos fluir nuestro verdadero ser y aprendamos a descubrir la perfección de lo que nos rodea, la grandeza de la naturaleza, la bondad de cada criatura que cohabita con nosotros en la Tierra, salgamos de las cárceles institucionalizadas como "modelo de vida", nuestro paso por la tierra no ha de estar dirigido por los pasos de otros.

Soraya R. Oronoz

2 comentarios: