miércoles, 21 de enero de 2015

¿Qué es la educación medioambiental?

Muchos piensan que la educación medioambiental consiste en ir de excursión, ver árboles, animales, recoger hojas, aprender lo que significa reciclar y hacer alguna que otra actividad divertida en relación al entorno.

Para mi, la educación medioambiental es algo más que lo anteriormente citado, considero este tipo de educación como una herramienta de cambio para lograr un desarrollo sostenible en el que todos los seres podamos cubrir nuestras necesidades sin acabar con el planeta.

Se supone, que en educación formal es un tema transversal, es decir, que debe estar presente cada día en el aula pero, esto no se lleva a cabo en casi ningún caso.
Los niños, salen de la escuela sabiendo leer, sumar, decir los ríos de España y prácticamente de toda Europa, conociendo las grandes obras literarias... Pero cuando se enfrentan al mundo real, se deja ver claramente el déficit del sistema educativo en lo referente a la concienciación ambiental.
Chicles en el suelo, hojas y ramas de árboles amputadas, aplastamiento de insetos, desperdicio de papel, consumismo exacerbado, compra-venta de animales no humanos, juguetes obtenidos de la explotación de millones de niños, alimentación no ética, despilfarro de agua, malgasto de luz, usar y tirar ¿os suena?

La educación medioambiental no consiste en hacer que las personas memoricen lo que está bien y lo que está mal, no consiste en pasarlo bien un día y olvidar todo lo que hay tras esas horas de disfrute.
Este tipo de educación implica la interiorización de conceptos, pero sobre todo, la sensibilización real dirigida a la acción.



















La educación, en casi todas sus vertientes está resultando un fracaso, porque los profesionales encargados de ella no comprenden lo que significa educar. Un examen no garantiza el conocimiento, estar horas sentados escuchando cosas que no rondan ni de cerca nuestros centros de interés es totalmente contraproducente.

El respeto medioambiental nace de una conciencia sensible e implicada con su entorno. Esto no se aprende en libros ni en ponencias. Es una cuestión de abrir los ojos y comprender, que todo lo que vemos, todo lo que poseemos y todo lo que nos hace sentir, es la naturaleza y que sin ella nada de lo que somos actualmente podría llegar a ser.

Tenemos una obligación con el planeta. Supuestamente, el ser humano es un ser inteligente ¿verdad?, por eso arrasa bosques, contamina mares y ríos, acaba con miles de especies animales y vegetales y está llevando a la destrucción de hábitats, incluyendo el suyo.

Educar en el respeto medioambiental implica hacer que el hombre salga de su ego antropocentrista y que utilice su cerebro para poder ver más allá de sus propios zapatos.

La naturaleza es algo grandioso, algo impresionante y perfectamente armonioso.
A todos nos gusta mirar por la ventana y ver montañas repletas de vegetación, ir por el bosque y ver conejos, ciervos, pájaros, saber que existen seres tan hermosos que cieguen los instintos de destrucción de nuestra especie pero, en cambio talamos árboles de forma indiscriminada para saciar una necesidad insaciable, metemos a los conejos en jaulas, matamos ciervos para comerlos y para colgarlos en las paredes, privamos a los pájaros de su libertad para escuchar su canto más cercano, matamos zorros para lucir sus pieles y un sinfín de conductas totalmente contrarias a lo que la naturaleza humana dicta.

En algún momento de nuestro proceso evolutivo, alguien se encargó de cerrar nuestros ojos compasivos, de arrancar la palabra empatía de nuestro corazón y de privarnos del término justicia para con nuestros congéneres.

La educación medioambiental es algo más que lo que los textos muestran, es algo que se transmite de corazón a corazón. Es, dejar fluir la conducta natural del humano, de protección al más débil y de admiración hacia lo que le rodea. Consiste, en ser un poco más animales y menos humanos.

Es curioso como nuestra supuesta inteligencia y nuestra gran "civilización" terminará por enterrar lo que no nos pertenece si no lo paramos a tiempo. No somos dueños del mundo, únicamente somos uno más de los seres que lo pueblan y no tenemos derecho a hacer lo que estamos haciendo. No tenemos derecho a asesinar a este planeta y a todos los que viven en él para ensalzar a nuestra especie por encima de todo y a costa de todo.

¿Te atreves a abrir los ojos?

Soraya R. Oronoz

4 comentarios:

  1. "Es curioso como nuestra supuesta inteligencia y nuestra gran "civilización" terminará por enterrar lo que no nos pertenece si no lo paramos a tiempo". Escalofriante ver a dónde hemos llegado los animales humanos (la "supuesta especie inteligente"). Ya es hora de abrir los ojos y todo comienza por algo bien sencillo: RESPETO.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En efecto Laura. Todo comienza por el respeto. Si conseguimos que nuestra guía sea la empatía estoy segura de que el mundo será un lugar mejor para todos.

      Muchas gracias por tu aportación.

      Un saludo y bienvenida al principio del cambio.

      Eliminar
  2. Hay que educarlos a amar la naturaleza y a todos los seres que viven en ella desde bien pequeños, en esta época que vivimos todos los niños están atontados con tanto ordenador, consolas y teléfonos de ultima generación que no traen nada bueno para los pequeños de la casa. Los mas mayores somos responsables de darles una buena educación.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Andres. Como bien díces los adultos somos los responsables de la educación de los pequeños y por ello, debemos empezar nosotros por adoptar una conducta digna de imitar para con nuestro entorno.

      Un saludo y muchas gracias por visitar el blog y por comentar.

      Eliminar