domingo, 15 de febrero de 2015

Una educación sin barreras, sin prejuicios y basada en la igualdad entre especies

La educación no es más que un ente manipulado por la administración y liderada por cerebros poco empáticos ligados a la industria del consumo.

Ir a la escuela es un derecho pero ¿qué nos enseñan en ella? Simplemente pienso que en la mayoría de los casos nos adiestran para ser marionetas dirigidas por los que de un modo no muy claro se declararon directores de la humanidad.

Desde niños nos hacen creer que el ser humano está por encima de cualquier otra criatura, arrebatan de las mentes infantiles el más mínimo signo de respeto y sentimiento de igualdad para con nuestros congéneres. 

Las canciones infantiles, los juegos, los libros, los dibujos para colorear... llevan un componente especista que obliga al humano a crecer con una conexión errónea entre el mundo que le rodea y todos los seres que con el cohabitan.



















Como educadora infantil, he de decir que no me parece ético ocultar la verdad a través de la educación para que el consumo siga teniendo independencia emocional con respecto a nuestra especie. Obviamente no pretendo imponer mi forma de ver el mundo, pero lo que si quiero es desenmascarar la realidad y no esconderla a fin de que los circos, los acuarios, las granjas de pieles, las industrias de animales para consumo, los establecimientos de venta de vidas... saquen su partido a costa de la ignorancia humana que un día un maestro nos enseñó en la escuela.


Los profesionales de la educación estamos obligados a dar unos contenidos prescritos por personas que a mi modo de ver carecen del don de la capacidad de sentir.
El filete de ternera proviene de un bebé de vaca, la leche viene de las mamas de una vaca, el pescado no es pescado, si no un pez con el mismo derecho a la vida que nosotros, los perros no son juguetes de nuestra propiedad, ni las hormigas son cosas para aplastar, los elefantes no son empleados de un circo y los osos no deberían habitar en un recinto para satisfacer el gusto humano.
En nuestras manos está hacer que los pequeños hagan la conexión entre su propio ser y el de los demás, con independencia de la raza o la especie de los mismos.

Queremos un mundo mejor y no nos damos cuenta de que para ello debemos hacer que renazca el respeto y el sentimiento de unidad entre toda la naturaleza. No somos más ni menos, somos parte de un gran todo.

Una educación sin barreras, sin prejuicios y basada en la igualdad es posible.

Soraya R. Oronoz

2 comentarios:

  1. Saludos Soraya, deacuerdo contigo en muchos de los puntos que planteas. Consumimos sin pensar en generaciones futuras, como si no existiera un mañana. Es urgente propiciar cambios en la forma en que interactuamos con el medio ambiente antes de que sea demasiado tarde.

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    1. Hola Educardo Hernández. Es cierto que consumimos bajo una perspectiva egocéntrica incapaz de pensar en los demás, cosa que estoy segura, es motivada por la sociedad y la carente educación en valores que recibimos. La educación ha de tomar medidas drásticas o de lo contrario viviremos en un mundo en vías de extinción que acabará muriendo y masacrando toda la biodiversidad en él presente a causa de supuesta inteligencia de nuestra especie.

      Gracias por comentar, un saludo.

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