El currículo educativo de infantil y primaria, contemplan la educación ambiental como contenido transversal, es decir, que incluyen aspectos como el cuidado de los animales, las plantas y el reciclaje. No obstante, se observa entre la población infantil y juvenil un déficit respecto a sus conocimientos sobre la naturaleza y su cuidado.
Hemos mejorado en la transmisión de valores acerca de estos temas pero, la realidad es que no se le otorga la suficiente importancia.
Hacemos que los niños estudien la naturaleza "hincando codos", fijando su mirada en un libro (el cual no relacionan que sale de un árbol), encerrados tras ventanas acristaladas, sentados correctamente en sus pupitres y permaneciendo alejados por completo de la experimentación y vivencia con su entorno natural.
La sensibilización y concienciación ambiental no consiste en llevar de excursión a los niños una vez al año al zoológico ni a la granja escuela y por supuesto, tampoco consiste en obligar a memorizar conceptos y definiciones escritas en un libro de texto.
Los alumnos de ciudad no relacionan la naturaleza con su vida diaria, no conectan el echo de que el huevo que se comen ha salido de la cloaca de una gallina, ni que los macarrones de su plato salen de la tierra, tampoco piensan que las vacas tengan cuernos ni que para que den leche deban tener terneros sin cesar que serán destinados a la industria cárnica.
¿Pretendemos contribuir al desarrollo integral del niño, o simplemente a su educación sistemática y dirigida que no lleve al sujeto a la toma de sus propias decisiones?
Muchas personas no reciclan ni consumen de forma responsable porque realmente no han interiorizado la naturaleza como parte de su vida, como algo suyo.
Difícilmente vamos a respetar y a proteger nuestro entorno si lo vemos como algo ajeno a nosotros, de ahí surge la necesidad de integrar de forma real al niño desde las más tempranas edades con la naturaleza.
No queremos que los niños sepan las partes de las flores de memoria, ni las funciones de los seres vivos, sino que conecten su aprendizaje de modo que valoren y reconozcan la necesidad de conservación de los mismos y la semejanza con su propia especie.
El déficit de naturaleza en las escuelas y colegios cada vez se hace más patente. Aunque existen asignaturas como conocimiento del medio, ciencias naturales y otras similares, la naturaleza no debe memorizase, es algo que debe sentirse.
Los profesionales de la educación y todos aquellos involucrados en el proceso de enseñanza aprendizaje debemos hacernos partícipes de los conocimientos que queremos transmitir y replantearnos si nuestras metodologías y lo que hemos aprendido hasta ahora es lo adecuado.
Podemos cambiar el mundo, debemos modificar el sistema para crear una verdadera conciencia ambiental en nuestros niños sin olvidar que para ellos, somos modelos a imitar, por lo que aquello que prediquemos debemos llevarlo a cabo.
Experimentación sensorial, libertad y contacto con la naturaleza son las claves de la sensibilización real y del respeto que llevarán a rutinas sostenibles y a acciones responsables con nuestro entorno.
Permíteles conocer todo lo que la naturaleza alberga, no obligues a imaginar en libros, ayúdales a conectar con su entorno, a comprender lo que significa la vida y a interiorizar su responsabilidad en el mundo.
Creemos conciencias libres, mentes naturales no coaccionadas por una educación reduccionista, materialista y enfocada al capitalismo.
Soraya R. Oronoz
Los pequeños son el futuro, debemos educarlos para tener un futuro mejor.
ResponderEliminarEn efecto Andrés, ellos pueden cambiar todo lo que no va bien en el mundo.
EliminarHe hecho un comentario y no se ha publicado; qué pena. Ahora se me ha conectado esto a mi cuenta de Google, después de haber escrito y perdido mi escrito. Bueno.
ResponderEliminarComentaba que me ha encantado el artículo, y que lo comparto. De hecho, en nuestra protectora de animales le damos mucha importancia a la formación y la concienciación de los niños y adolescentes.
Recomiendo la trilogía "el vendedor de sueños", donde se aborda la pérdida de valores en una sociedad sorda y ciega que se ha perdido en el capitalismo y donde no se hace pensar a los niños en las escuelas, ya que la educación se basa en la cultura del miedo (a fracasar en un examen, a un castigo, etc.).
Que terminéis de pasar un buen día.
Hola David Vicente Cardós. Me alegra mucho que te haya gustado el artículo.
EliminarLa formación y concienciación, tal como dices es esencial para retomar un mundo con valores de respeto e igualdad.
Respecto a lo que me comentas sobre la trilogía "El vendedor de sueños" trataré de hacerme con ella para poder leerla.
Muchas gracias por tu valiosa aportación.
Un saludo;
Soraya R. Oronoz.